Nota: solo una simple y común crítica social.
Soy la chica perfecta. No, no lo digo feliz ni orgullosa de serlo, es simplemente la etiqueta que me pusieron siempre.
Soy la del 10, la que es un corazón de melón y puede derretir a cualquiera con su dulzura. Nunca voy a tratarte mal porque sencillamente llamaría demasiado la atención. Haría que todos se den vuelta a mirarme decepcionados y con asombro, se taparían la boca y comenzarían a comentar “¿Acaso acaba de hablarle así?”. Me verás siempre sonriendo porque no puedo quejarme de nada.
Tengo una lista larga de personas que me envidian, ¿envidian eso? Yo lo haría. Y sin embargo no puedo decir estar orgullosa de tenerla porque no sería lo correcto.
Toda mi vida estuve en busca de llegar a esta posición. Un lugar alto en la jerarquía de un ridículo colegio y una ridícula sociedad de farsantes. Dejé demasiadas cosas detrás, valores, personas, tranquilidad, paz interna. Lo que daría por recuperarlas no tiene precio, pero ya me adapté y alcancé mi tan deseado objetivo. Vaya objetivo. Y lo más frustrante es que todos crean en eso del talento natural para todo lo que hago, porque no hay esfuerzo ni sacrificio detrás de ello. Pobres de ellos, espero que puedan comprender cómo funciona el mundo.
No creo ser capaz de hacerles entender lo deshumanizante que es la sociedad misma. Cualquier error fuera del sistema y serás castigado. ¿Por qué nos la pasamos sonriendo, pretendiendo que todo está bien? ¿Acaso el simple sentimiento de la tristeza significa debilidad?
Cada vez que solo pienso y miro para un costado, solo pensando, se me acercan a preguntarme por qué la mala cara. Lo siento, a veces olvido sonreír mientras me tomo un descanso. Lamento ser de esta opinión, pero estoy exhausta. A veces quiero simplemente desplomarme frente a todos y quitarme el tanto maquillaje y ropa linda que debo usar. Pero mi vida no podría continuar si hiciera cosa como aquella.
Es cuando pienso en ello que me doy cuenta que soy una esclava perfecta para el sistema, al igual que todos. No puedo excusarme de no haber mirado mal a alguien cuando estaba malhumorado o quería estar solo. Y saben, en realidad esas personas son a las que de verdad deberíamos admirar. No a quienes fingen perfección y felicidad a toda hora en las redes sociales como yo. Nosotros, los intérpretes, somos a quienes de verdad deberían enviar a psicólogos, no a quienes se salen del molde.
Y es que es tan fácil escribírselos, contarles lo que siento, que me dan ganas de burlarme de mí a carcajadas. Soy patética y lo sé, pero me es simplemente imposible no serlo, porque no soy fuerte. Amarme más sería la solución obvia. Pero tranquilos, yo seguiré diciendo que me amo tanto como amo al resto, porque todo lo que dije necesito quitármelo de la mente. 3, 2, 1.
Ahora bien, los amo y gracias por escucharme. A veces me frustro cuando pienso demasiado pero termino olvidando el lado positivo de la vida. Tengo amigos, familia, salud y un hogar hermoso. Gracias mundo y seres queridos por esta hermosa vida.
Pueden irse al infierno todos.
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