Una hermosa mujer salió a una fiesta en compañía de su esposo, a disfrutar alegremente como es costumbre en las familias de esta región en fechas especiales, en una vereda del municipio de San Carlos, algunos comentan que fue en la vereda de San Miguel. Entonces cuando avanzaba la noche y en medio de la algarabía de la gente, conjugada con el licor y la música de fondo, inició una discusión con su esposo. Por mucho rato se les vio peleando y manoteando, la razón del hecho no se sabe, pero a medida que pasaban las horas en esa fiesta, las cosas se fueron complicando, por lo que esta mujer decidió salir de la fiesta muy triste, casi que llorando y detrás de ella salió su esposo con una expresión en su rostro de rabia. Esta dama al ver a su marido un poco borracho, salió corriendo y montó su caballo sin rumbo desconocido, atormentada por lo que pasaba y llena de temor.
El hombre de igual forma tomó su bestia negra; un caballo de ese color que era bastante fuerte, de gran tamaño y bien mantenido que él tenía, de paso tomó un machete bien afilado y tomando carrera en su bestia gigante fue persiguiéndola durante varias horas por caminos convertidos casi que en trochas. Hicieron un largo recorrido en el cual no se sabe cómo llegaron a la vereda Carolina, donde ya agotado el caballo de ella, no pudo seguir corriendo, por lo que se bajó de él, decidiendo seguir de a pies, pero que va, esto no le alcanzó para salvar su vida y al llegar a un lugar solitario de esta comunidad en ese lugar llamado el Caña Flechá, pues se conoce así porque hay un cultivo de cañas a orillas del camino que de Carolina conduce a Martínez; un sembrado de plantas de esta especie que se toman para cercar las casas de muchos hogares alrededor de esta vereda. Es allí donde el hombre la alcanzó lleno de ira, ciego de la furia, sacó su machete y con todas sus fuerzas dejo ir esta arma de buen filo, hasta cortarle su cabeza de un solo tajo, la cual quedó tirada en el suelo polvoriento de esa trocha, desangrándose al lado de su cuerpo que brincaba por la reacción de una vida que se iba, mientras él huía sin rumbo fijo.
Este hecho con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un gran relato de la tradición oral de la gente de esta región, se fue complementando con testimonios de sucesos fantásticos, logrando transformarse en una leyenda, puesto muchos aseguran que han visto a esta mujer por las noches vestida de blanco, parada en ese lugar donde fue arrancada su vida, en el cual se ha hecho como especie de una mini capilla porque además le atribuyen milagros. Muchos que les ha tocado pasar a altas horas en la noche solos por ahí, aseguran que la han visto vestida de blanco a un lado del camino con su cabeza en la mano, porque ese tramo de carretera es muy solitario y muy oscuro cuando entra la noche y quien camine o transite solo por ahí, lo más probable es que verá el alma ambulante de Gilma como se llamaba la mujer, llena de tristeza con su cabeza en la mano, mientras que otros aseguran que han puesto su fe y sus creencias en manos del ánima de ella, dando testimonios de que les ha hecho realidad lo que le han pedido, por lo que nunca deja de haber velas prendidas en esa capilla a cualquier hora del día, las cuales son puestas como muestras de agradecimientos por aquellos que han depositado su confianza en el espíritu de esta mujer, quien murió de manera trágica y horrible en manos de su esposo, del cual no se sabe que fue de su existencia de ahí en adelante.
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