Vengo a contarte mi historia, ¿crees en los milagros?… ¿está escrito nuestro destino?…
Hace un año me quedé embarazada, no sabía lo bueno que esto me iba a traer (mi pequeño) pero tampoco lo malo (casi muero en el posparto).
Empecemos por el principio, decidí hacerme el test de embarazo, tras unos días raros yo sabia que algo no estaba como siempre, poco apetito, estómago revuelto, ¿Qué será? Personas de mi entorno bromeaban con un positivo, ¿podía ser? Estaba tomando precauciones pero… ¿hay algún imposible en la vida? Pues bien, fui a la farmacia, compré un test de embarazo, y ¡sorpresa! Estás embarazada chica, ahora a ver cómo cuentas esto.
La cosa fue bien, la verdad es que todos nos tomamos la noticia muy bien, todos estábamos contentos, sobre todo el papá y yo, ahora ¿Qué sera? ¿Será niño? ¿Será niña?… tocaba esperar unos meses, meses que pasaron volando, un embarazo genial, nada de náuseas, ningún malestar, ¡que lujo!… Diciembre, navidad en estado, nada de jamón… pero ¡es niño!… deseando que llegue, continua el embarazo idílico, seguimos sin ningún síntoma de malestar, ¡que gusto! ¡Así puedes tener cinco o seis! Decían…
Llegó el tan ansiado momento, rompo aguas, poca cosa, solo una pequeña fuga, estamos en el hospital, monitores, todo está bien, parece que la cosa va para largo, son las doce del mediodía, vamos a la habitación, traen la comida, son las dos, comienzan los dolores, van cada vez a más, vamos a paritorio, parece que la cosa no va tan lenta, solicito la epidural, no tardan en ponérmela, las chicas un encanto, todas, el papá súper nervioso, yo… ¿Qué te digo de cómo estaba yo? Llega el momento, parece que viene ya, no tardó nada, a las veinte y diecinueve el bebé ya estaba en el mundo, ¡el bebé más bonito del mundo! (Al fin de cuentas quien cuenta esto es su mamá).
Primer día de hospital, buenísimo, el bebé a demás de bonito es buenísimo, no se escucha, come de lujo y todo está bien, así también el segundo día, al tercero, recibimos el alta,¡es genial cuando entras por la puerta de tu casa por primera vez con tu bebé en los brazos! Es una sensación indescriptible, pura Magia.
Los días pasaron, no os dejéis engañar, el posparto, hay que pasarlo, sangrados, dolores (al menos yo por los puntos, no sé ni cuántos tenía, pero unos cuantos), molestias varias… y un bebé precioso, que no entiende que mamá no está para muchos meneos.
Bueno pues sentada en el sofá, con empapaderas y paracetamol, se pasan los días.
Llega el cumple mes del bebe, aquí mi mente lo ha olvidado todo, cuento lo que entre unos y otros me han contado, este día, amanezco muy cansada, es la primera noche que el pequeño se ha despertado varías veces para comer, hace mucha calor, me ducho, me siento a leer, el bebé está en la cuna, su papá jugando al fútbol, ¡que tranquilo todo!
Cuando acaba la hora de fútbol, su papá me llama al móvil, una y otra vez, no hay respuesta, es raro, pues siempre trato de coger el móvil a la primera, sino devuelvo la llamada.
Tras varios intentos, el, piensa que le ha pasado algo al pequeño y viene corriendo a casa, para su sorpresa, el pequeño está bien, es la mamá, es ella quien está sentada en el sofá, con el libro en la mano, ojos vueltos y sin pulso… ¿Qué haces tú aquí entonces?
Lejos de hacer lo que yo creo que haría, chillar, gritar, llorar… ¡sangre fría! ¡Actúa! Rcp, llamar a la ambulancia, pedir ayuda a un vecino, ¿recuerdas que pregunté si creías en los milagros? El primero está en que el llegara tan pronto a casa, el Segundo, en que ese vecino al que pidió ayuda, vecina en este caso, supiese hacer la RCP. Ambos me bajaron al suelo, pues tenía que estar en una superficie plana para que pudieran realizar la maniobra, siguiente paso, llamar a las familias y amigos, aquí si, gritos, llantos, … llega la ambulancia, tercer milagro en este caso, llegó rapidísimo, tres descargas, nada, traslado al hospital, todo pinta mal, ¿será la última vez que pise mi casa?…¡se nos va!.
Llegada al hospital, entrada a la UCI, paciente de 33 años, con parada cardiorrespiratoria, con un hilo de vida, ¿se nos va? ¿Qué está pasando?
Todos con los nervios a flor de piel, amigos esperando en la puerta sin saber nada exactamente, mi vida, un hilo, tienen que irse a casa, pues en la UCI no pueden estar, COMA, el estado que nadie quería escuchar, pasa un día, sin novedades… esperanza menos dos… ¿Qué hacemos ahora con el bebé que no conoce a su madre? ¿Cómo pueden pasar estas cosas? Si estuvieses haciendo algo atrevido, pero ¿irte leyendo un libro?
¿En que estabas pensando? Tienes un pequeño, ¡un pequeño de un mes! ¡Un pequeño que necesita a su madre! Me muevo, intento despertar, ¡vamos despierta!… ¡desperté! Avisan a la familia desde la UCI, no esperan nada bueno, pero hay que ser más optimistas, pues las noticias eran buenas… ya había despertado ahora había que ir viendo a ver qué iba pasando pues nunca se sabe, ya que no sabían que era exactamente lo que me había pasado, todas las pruebas estaban bien.
Largos días en la UCI, de los cuales no recuerdo nada de nada, me cuentan que quise irme unas mil veces, que me arrancaba los cables, que no entendía que hacía allí, no recordaba que me había pasado, solo recordaba que tenia un bebé y que ese bebé estaba sin su madre.
La decisión de los profesionales del hospital Punta Europa de Algeciras, los cuales me trataron genial, no solo a mi, sino a toda mi familia, siento no acordarme de ninguno de ellos, decidieron que lo mejor era derivarme a la provincia, a ponerme un DAI, al hospital Puerta del Mar, en Cádiz, aquí la atención fue de diez, pues de aquí tengo leves recuerdos, fueron sólo dos días, pero consiguieron hacer todo lo que estuvo en sus manos para que pudiera estar con mi bebé lo antes posible, antes del segundo fin de semana, yo ya tenía el alta, yo ya estaba con mi bebé en mi casa. Ahora tocaba un largo proceso de recuperación, física y mental, ¿Por qué a mi? ¿Qué es esto que tengo puesto? ¿Me volverá a pasar algo así? ¿Qué puedo y que no puedo hacer? Frustrante todo…
Ahora se todas las respuestas, ahora que ya me han revisado y han comprobado que todo está bien, te ha pasado a ti, porque la vida es así y te ha tocado, como al que le toca la lotería, puedes estar feliz, satisfecha,… porque puedes contarlo y puedes contarlo bien, aunque no te acuerdes, quizás esto es lo mejor de todo, porque ¿para que quieres acordarte? Para torturarte con lo que sentiste, no sentiste, lo que pensaste, de lo que te acordaste en ese momento, mente positiva, no te acuerdas porque tu cuerpo y tú mente así lo han decidido, porque quieres vivir tranquila y seguir disfrutando. Lo que tienes en el cuerpo es un seguro de vida, ¿Qué se nota? Pues ¡claro que se nota! ¡Tienes una cicatriz poco más arriba en el pecho! Pero tienes que lucirla y lucirla con orgullo, y ¿sabes por que? Porque eso ayuda a saber lo guerrera y luchadora que eres, ¡superaste una muerte súbita! Igual que estás agradecida a tu pareja, tu ángel de la guarda, tienes que estar agradecida a tus fuerzas, a tu lucha a tu bebé, que te dio todo el empuje para que hoy estés de estás. Así que ahora sigue viviendo y sigue disfrutando no igual que antes, no, ahora más… porque la vida tiene fin, porque ahora estamos aquí, pero ¿y dentro de un rato? ¿Dónde estaremos? ¡No lo pienses! Estaremos donde tengamos que estar, pero disfrutemos del momento, no dejes de hacer las cosas que te gustan o que te gustarían hacer, tu vida tiene una fecha de caducidad, puedes estar haciendo puenting o leyendo un libro, de vacaciones en un lugar paradisiaco o en el trabajo sobre un andamio… da igual, todos acabaremos de la misma manera, pero mientras sí y mientras no, ¡hagamos lo que sabemos hacer! ¡VIVIR! No nos arrepintamos de lo que no hicimos o nos quede por hacer, seamos felices, pasemos el tiempo con quienes realmente queremos estar… la vida es nuestra, y la tenemos que vivir a nuestra manera.
Ahora ya puedo hacer mi vida normal, vuelvo a mi trabajo, vuelvo a mi vida, con un precioso bebé que necesita a su mamá y por supuesto con mi novio, ese que algún día se convertirá en marido. Habrá muchas revisiones, pero sé que todas saldrán bien.
Fin
Agradecida a:
- Mi pareja, por conocerme tan bien, por entender las señales sin necesidad de hablar, por estar en las malas, en las buenas y en las mejores. Por pasar conmigo cada rato del hospital que todos los recuerdos, que son pocos, los tengo con el. Te debo mi vida.
- Mi niño: por darme las fuerzas y las ganas, por darme la alegría y la felicidad y completar mi vida.
- A mi vecina: porque estaba en el lugar y en la hora.
- A toda mi familia: pues cada uno cumplió su función.
- A mis amigos, demostraron ser lo que yo sabia que eran, mi gran tesoro.
- A todos los profesionales que me trataron y me seguirán tratando en mis revisiones.
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