La satisfacción de un gallinazo

La satisfacción de un gallinazo

Mila Clemente

04/10/2023

     

             Corrían tiempos difíciles, había hambre y desamparo. Y anhelábamos el calor de nuestros maridos que se refugiaban para no ser capturados.

Soñando con la paz y la gloria pasábamos nuestros días, con encuentros furtivos y desencuentros apenados.

El bebé de doña Manolita no sobrevivió al frío de aquel invierno, así que con mis dotes de carpintería elaboré un ataúd para que el crío tuviera un funeral digno. Otro angelito volaría al reino de nuestros pequeños príncipes muertos en la guerra y en la posguerra. Años con el alma angustiado, ese que se aferra a la vida con el deseo de poder ver el bienestar que se merecen nuestros hijos.

Años asistiendo partos de mis paisanas, socorriendo para que criaturas vinieran a este mundo cargado de adversidad aunque con un hilo de esperanza para volver a vivir con fe y prosperidad.

Aquel día en que casi dejo a mis hijos en la orfandad, un fascista despiadado se deshizo de un bien apreciado para ellos, la gallina que les proporcionaba alimento. Mi coraje causó un sentimiento de escarmiento, así que con la gallina en mis manos le aticé en su insolente rostro. Ese gallinazo provocó una tremenda venganza por parte de su antecesor. Con su arma en mano apareció enfurecido para matar a la mujer que ofendió el honor de su adorado hijo. Encerrada en mi hogar esperé, abrazando a mis hijos asustados y rezando al cielo para que todo terminase como un mal sueño.

Maldigo ese día de Reyes en que lo apresaron; el padre de mis hijos encerrado por defender nuestros derechos, por creer en una vida mejor, y por pensar que el fruto de nuestros cultivos, nos pertenecía. La conmoción que sentí al ver a mis hijos sin el pan de cada día, me obligó a sentarlos en la mesa del alcalde, sí, el mismo que había permitido esa aberración. A pesar de todo, no fue tan mala idea cuando todos esos niños desamparados recibieron tan merecido amparo.

Siempre me quedará ese agradable recuerdo, el placer y la satisfacción de propinar un gallinazo.

Basado en hechos reales

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