Cada día que pasa aumenta mi desesperanza. Comienzo a creer que el amor me odia y que la vida me prefiere como un impar que vaga por las calles anhelando ser amado. Quiero pensar que sólo cuida mi corazón pero la sobreprotección termina lastimando aún más. Sueño cada noche con mi igual, imagino cuándo llegará y le pido a Dios que no tarde pues me siento tan vacía que hasta oigo a mi corazón pedir por favor lo sostenga, que se cae. Ay cuánto quisiera unos besitos de piquitos por todo mi rostro. Ay cuánto quisiera que alguien me mirara con tanto amor. Guardo en mi cajonera tantas cartas de amor que van dedicado a mi futuro que anda por la vida de impar, esperando encontrarme. A veces me pregunto si él está con alguien más, si está enamorado o si se encuentra solo, anhelando mi llegada. También me pregunto el motivo por el cual hoy me hallo tan sola, si es que mala mujer no soy. ¿Por qué me temen los hombres? ¿Por qué no me aceptan tal cual soy? Considero que en mis veinte solo he encontrado al amor verdadero una vez, lo dejé marchar por el impulso y ahora no quiere volver. En su tiempo el dolor fue realmente profundo pero ya mis lágrimas cedieron, creo que se cansaron de tanto recorrido. Como sea, seguiré esperando a mi impar, quiero creer que tarde o temprano llegará. Para cuando lo haga, miraré al mundo con sus respectivos colores y le entregaré las cartas que llevan casi un año esperándole.  

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS