Te espero, como siempre te espero. Espero y a veces te encuentro, pero normalmente espero. Confío que algún día pienses como yo, que quieras sentir lo mismo que yo. Espero el momento en que quieras mirar por el mismo horizonte que yo miro o que podamos compartir un pequeño hueco juntos por siempre jamás.

Espero a que quieras que pisemos las mismas sendas y que cuando yo te sueño, tú me sueñes al tiempo.

Espero el momento que podamos despedir juntos al sol y que nuestras miradas coincidan cuando la luna aparezca. Espero a que tu corazón despierte de ese largo y frío sueño, para acomodarte en mi regazo y juntos compartir las sombras. Espero a que tu tiempo coincida con el mío. A que tus ojos necesiten buscarme, deseando que entonces me encuentres.

Espero. Siempre te espero. Aguardo a que tus horas se alarguen cuando yo no esté. Haré tiempo hasta que encuentres el camino que te lleva a mí y saldré a tu encuentro por si vienes perdido. Permaneceré impasible hasta que me eches tanto de menos que no puedas vivir sin mí existencia. Aguantaré el tiempo necesario hasta que me pidas que no me separe de ti. Esperaré a que rompas tus cadenas para que vueles hasta mi nido. Aguardaré el minuto en que quieras besarme. Desearé que tus manos se encuentren con las mías. Y supondré el final más dulce de una larga espera, imaginando que en tu recuerdo me quieres gozar.

Puede que nunca suceda y nunca seas para mí, pero mi amor siempre tuyo será.

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