Llega un momento en el que salís del asombro, las cosas siguen siendo maravillosas, sí, pero empieza un estado de mayor conciencia, en el que te pones a pensar lo perdido que estás.
Yo escribí esto para mí, si te sirve y te sentis identificado mejor, sino te cuento que me pasa a mi.
Empecé a ver todo mas conciente, no ya desde el asombro sino desde el nuevo lugar en el que me estaba insertando; el lugar en el que dejas de ser turista para pasar a ser local, donde ya la excusa de “no entiendo porque acabo de llegar” dejó de ser una herramienta. Entonces cuando salis de Disney mental empiezan a decantar otras emociones; yo por ejemplo me hice conciente que vivía en estado de culpa, es que lo que estoy viviendo quiero que lo vivan todos señor.
Y seguís estando acá pero preocupándote por las cosas que estan pasando allá, porque todavía no te aferrás a la idea que no perteneces más allá, a tu allá, pero tampoco sentis que sos de acá.
Emigrar es difícil, el que te dice lo contrario te miente, creo que por obligación o elección a nadie le fue fácil. Yo me encontré mucho conmigo, sí lo sé, suena cliché pero solo el que ha estado tanto tiempo con sus pensamientos lo entiende, me di cuenta que habia elegido viajar para ver que había mas allá de los límites de mi provincia, sentí siempre que si me quedaba ya sabía todo el futuro que me deparaba y quise por una vez en la vida desafiar al destino. Tal vez no lo desafíé, tal vez era éste y yo me sentí que iba contra la corriente.
Entonces en estas charlas conmigo me hablo mucho y me doy cuenta lo feliz que me hace el mar, sentir ese alivio en el agua, la infinidad de la vista, el sonido catártico de las olas, la liviandad al nadar, es que no es broma que son las imágenes que vienen a mi mente y que uso para relajarme. Me pregunto muchas veces si voy a ser feliz, y me doy cuenta que encuentro felicidad en muchos momentos, están ahi: en el andar en bici por rutas nuevas, en el olor de las flores, en el paisaje, en un animal, en mirar para arriba y ver nuevos edificios, en probar una nueva comida, en quedarte hablando con alguien que recién conoces, en llegar a una dirección vos sólo, en cada pequeña cosa que consideras una victoria.
Muchas veces en esta concientización de mi felicidad me caen lágrimas y lloro, en esos momentos siento extrañar mucho, me preocupo por los mios, pienso tanto «los que amo vivirán esta felicidad que siento yo? O la rutina, las obligaciones, el deber ser les ganó?»; por mucho tiempo no deje de sentirme mal por ellos y deje de vivir a pleno algunos momentos por querer que vean y vivan lo que yo estoy viviendo; me costó pensar que no depende de mí su felicidad y que la forma de hacerlos felices era siendo yo y estando yo conmigo, viviendo lo mas pleno que pueda.
Sí, todos lo sabemos, nadie quiere alejarse de su familia y sus amigos; y hay días que te levantas y ya sabes que todo el día va a ser una mierda, que querés teletransportarte EN ESE momento a donde están ellos, abrazarlos fuerte y decirles “la puta madre como te extrañe”. Yo, por mi parte, no saben todas las veces que imagino el momento del reencuentro, sentir el abrazo de tus viejos otra vez, sentir los olores de tu casa, el ladrido de tu perr@, tu cama, tu café, el mimo de tu vieja, el perfume de tu viejo, discutir con tus hermanos, los gritos y locuras de tus sobrinos.
Me prometí ver la forma de hacerles más fácil a todos la idea de no estar cerca y la única fue hacerlos parte de todo lo que haga y contarles las cosas lindas que estoy viviendo, y… Los días en que me levanto triste o extraño mucho evito hacerselo sentir, porque imagino yo la impotencia de ellos de no poder ayudarme.
El mundo es tan grande y diverso que encontras personas nuevas en el camino, personas que viven lo mismo que vos, que entienden cada palabra o sentimiento que tenés hasta incluso te pueden decir que etapa estás transitando, algunos se convierten en amigos INMEDIATAMENTE, otros familia, y te encontras compartiendo con personas con distintas historias, culturas, lenguajes, forma de pensar, incluso valores, y te enriqueces de eso, de cada uno, aprendes y tomás algo nuevo.
También te enfrentas un nuevo desafío: ser alguien. No es cosa menor, dejaste tu casa, tu familia, tus conocidos, tus contactos, tu reputación para empezar de cero y es desde EL CERO mismo que tenés que empezar. Podes elegir que querés para tu nueva vida, tal vez antes habían cosas que no te preguntabas porque las dabas por establecidas, pero también desarrollas muchisimo la paciencia y aceptación del rechazo.
Emigrar no es fácil y el que te dice lo contrario te miente, a veces no sabes porque pero lloras, llorás mucho, y si, el trabajo te queda lejos, es un esfuerzo comunicarte y que no sea tu idioma, el nuevo clima, estas fuera de tu zona de confort, todavia no es hora razonable para escribirle a alguien que te conoce bien, tus nuevos compañeros, el demostrar que podés al igual que tus compañeros (que nacieron acá, que conocen y tienen títulos y profesión).
Los que nos fuimos tenemos esa nueva misión:, tratar de encontrarnos; feliz por momentos, por momentos no, soñando despierto y otras veces soñando el abrazo de tu vieja que te dice “tranquilo, todo va a estar bien”.
OPINIONES Y COMENTARIOS