CAPÍTULO 5
Vivencias
Caminé sin rumbo por más de una hora, sintiéndome justo desde donde había comenzado todo este problema. Miré el anillo un par de veces durante el trayecto, y no me atrevía hacer preguntas al no querer escuchar ciertas respuestas. En mi cabeza no dejaba de retumbar el constante eco de una verdad innegable: “esto es real”, sacudiendo cada fibra de mi ser cada vez que recordaba todo lo sucedido en este tiempo. El anillo que ahora descansaba en mi mano y era el testigo de mis desgracias internas era real, todo lo que había pasado en las últimas horas había sucedido, y sin importar cuántas veces recordaba el frío, la agitación, los paisajes fantásticos y los temibles rostros de seres abominables con los que había tenido contacto hace poco, seguía sin poder creérmelo…y eso se debía a que una parte de mi se negaba a creerlo.
Cuando me encontraba en algún sitio recóndito, se me hacía fácil activar el anillo con un pensamiento, envolviéndome en su luz rápidamente, otorgándome aquel traje espacial esmeralda junto a ese extraño símbolo. Unos segundos después hacía que desapareciera, como si intentara borrar lo que había pasado, aunque era completamente inútil pues solo remarcaba lo obvio: tengo un anillo de poder viviente, las historias de cómics son reales, todo ello existe en alguna dimensión, y por si fuera poco, algo de aquello se ha colado a nuestra dimensión buscando problemas. Volví a recordar aquel sueño, esa sombra que devoraba luces de colores, y la desesperación que podía sentirse en aquel espacio, haciéndome temblar…tenía hambre, tenía sueño, no sabía cómo estaba mi madre, probablemente la policía me seguía buscando, y yo no sabía qué carajos hacer…
Lo que era seguro es que no me podía quedar quieta, así que seguí mi rumbo hasta llegar a un centro comercial en unos rumbos que no conocía en lo absoluto, pues igual había estado volando gracias al anillo para desplazarme velozmente, tratando de despistar a las autoridades en caso de que alguien me haya visto. Cuando me encontré sola nuevamente en un corredor, sin pensarlo mucho activé el anillo, vistiéndome con el atuendo de los linternas verdes. Al final del corredor había un cristal que guardaba un extintor, y donde pude ver mi reflejo…la verdad es que no me quedaba mal, pero seguía siendo extraño…
“¡Oye, se te ve increíble ese traje!”, escuché a mi lado, y me giré para encontrarme a un hombre que me sonreía con amabilidad. Me quedé petrificada, ¡me habían visto!, y no podía desactivar el traje ahora porque se vería extraño. El sujeto volvió a hablarme: “¿Vienes a lo del concurso de Cosplay?”.
Me quedé en blanco, literalmente, pues no entendía a qué se refería a este tipo. Miré atrás de mí y a los lados, como tratando de encontrar una forma de zafarme de aquello. “¿Cosplay?”, pregunté nerviosa. Él volvió a decirme, animado: “¡Si, es a las 5! Estoy seguro de que te iría muy bien, es decir, te quedó increíble. La luz que tiene el traje está genial, se nota que trabajaste en él durante días. ¡Hasta parece hecho de luz realmente! ¿Ya estás inscrita? Es que me pidieron que le preguntara a todos los que estuvieran cosplayados…”
Seguía sin entender una sola palabra de aquel sujeto, que a pesar de que su tono era más que amable, me estaba poniendo bastante incómoda. Iba a retirarme cuando de reojo noté a la distancia, afuera del centro comercial, patrullas rondando como siempre. Ahora estaba atrapada en este lugar, por lo que pensé rápido. “Si, seguro, yo…claro, me gustaría participar… ¿a dónde tengo que ir?”. El chico me dio las indicaciones y caminé rápidamente al interior del centro comercial. Sin que nadie lo notara, me formé una máscara para trata de protegerme un poco más. En el camino me encontré con muchas personas que estaban disfrazadas de diferentes personajes, al parecer había una especie de evento en ese sitio. Todos me miraban sonrientes, pero sin alarmarse ni nada por el estilo…aquello era perfecto, ahí podría esconderme a la vista de todos. Seguí caminando, más dueña de la situación, hasta toparme en la mesa del concurso…realmente no me interesaba participar, pero al menos tendría una excusa para rondar por ahí sin que nadie me pregunte quién soy…
Caminé por el lugar, el sitio era una plaza comercial en toda regla, pero había un espacio destinado exclusivamente para mesas en donde estaban personas disfrazadas de diferentes personajes. Reconocí a algunos, como Batman o Spiderman, pero hubo muchos otros que no pude identificar, ¡hacía mucho que no veía televisión! Caminé un poco entre las mesas, aún algo insegura en realidad, observando cómo aquellas personas ofrecían diferentes productos como fotos de sus disfraces y alguna que otra mercancía. Adentrándome un poco más en el lugar, en otra sección, vi que había otro conjunto de mesas un tanto distintas, en las cuales si bien había personas disfrazadas, se ofrecían otro tipo de productos como dibujos o cómics, lo cual me pareció interesante. Era una especie de convención, hace mucho que había estado en una, cuando era muy pequeña, aunque fue solo por unas horas, y era muy diferentes pues había muchísima más gente y se ofrecían figuras sobre todo. Aún así…el ambiente era bastante agradable, algunos me saludaron con cortesía, en especial en el área de dibujos.
Me acerqué a las mesas para ver lo que ofrecían, eran trabajos increíbles. Cuando estaba viendo la ilustración de unos colibrís, el hombre dueño de dichos dibujos se presentó y me invitó a seguir revisando sin ningún compromiso, incluso comenzó a contarme acerca de su cómic de mitología mexicana, hablándome de Miktlán y Vitzilopochtli; aunque no sabía nada de eso, la actitud del hombre era bastante amigable, se hacía llamar Humo Humberto, ¡me cayó bien! A su lado se encontraba una chica que estaba realizando un dibujo de una bellísima mujer rubia, y no evité expresar admiración, a lo que ella me sonrió tímidamente, ofreciéndome una tarjeta, se llamaba Grace Solórzano, ¡qué lindo nombre!
Alrededor caminaba sin parar un muchacho de lentes con una playera que contenía un símbolo con la forma de un globo de diálogo como el de un cómic. Igual me saludó y le mostró un dibujo a Humo, mismo que también mostró admiración, al parecer era un retrato del hombre amable, ¡se me hizo divertido! El chico se presentó como Deri, y al ver mi gusto, se ofreció a hacerme una ilustración. Negué amablemente con una sonrisa, pues no traía dinero, a lo que él sonrió, me dijo que lo hacía con gusto y que le servía de práctica, si es que iba a andar por ahí. Asentí tímidamente, a lo que permanecí en ese sitio en lo que ese muchacho comenzaba a dibujar.
Cerca de ese sitio noté que había más personas disfrazadas, y entre ellas, un pequeño grupo que se encontraba tomándoles fotos a todos. Entre ellos distinguí a una chica quien llevaba un increíble disfraz, con cuernos y un cetro, ¿a quién me recordaba?, ¡a Loki!, pero en su versión femenina, ¡Lady Loki, claro! Estaba bellísima, y a su lado había otro tipo que parecía llevar un disfraz de simbionte, ¡era enorme!, ¡lucía muy bien! Junto a ellos había dos personas más, un hombre con una larga cabellera y un chico quien utilizaba su mochila por en frente para tomarle fotos a una chica disfrazada. El hombre de la larga cabellera me observó y tocó por el hombro a su amigo, ambos voltearon a verme y traté de disimular que los observaba. Volví mi atención a Deri, quien casi tenía completo mi dibujo, ¡le estaba quedando genial! De pronto sentí cómo aquel mismo chico me tocó suavemente del hombro para llamar mi atención, e inmediatamente pude notar en su mirada un asombro por mi atuendo:
─¡Hola, disculpa! Es que…híjole, ¡te ves increíble!, ¡te quedó impresionante ese cosplay! ─le sonreí al muchacho, no sabía qué más hacer, la situación era nueva para mí─. ¿Te podría tomar una foto?.
Me quedé quieta por unos segundos, y el chico se quedó ahí esperando mi respuesta. Me disculpé y volví a preguntar lo que quería, a lo que él volvió a preguntar si podía tomarme una foto. No sabía qué responder, ¡nadie me había pedido fotos antes! Lo pensé durante un momento y pregunté para qué eran exactamente. Él amablemente me explicó que estaba en un grupo en las redes sociales en las que publicaban fotos de eventos que visitaban, y eso incluía a las personas que se disfrazaban (o cosplayers? Si, creo que así les dicen). Lo volví a pensar, dudaba que mi madre revisara aquello, así que accedí. Me coloqué en un pequeño espacio de frente, y traté de lucir lo mejor que pude, aunque la situación me seguía pareciendo un tanto extraña. Él tomó una, dos, tres fotos. Se disculpó por su cámara una vez, sonrió y siguió tomando algunas fotos. Después se acercó a mí, y mientras me pedía una última foto, me pidió si podía posar con un peluche que sacó de su mochila. Cuando vi aquel juguete, inmediatamente sonreí, era una especie de manatí, aunque con una forma bastante adorable, ¡y sus ojitos, tan bellos! Aquello me hizo entrar en confianza, lo tomé entre mis manos y posamos juntos. Al final el chico se acercó otra vez, agradeciéndome una vez más por las fotos. Él me pidió mis redes sociales para poder etiquetarme, a lo que me puse nerviosa, mentí diciendo que no poseía redes sociales, y pedí que me recordara una vez más donde las publicarían para estar al pendiente. Me recordó su espacio, y me preguntó sobre algún nombre o seudónimo para poder ubicarme, a lo que pensé rápidamente qué excusa decirle. Miré el anillo y se me ocurrió:
─Linterna Rebelde… ─dije sin pensar, con una sonrisa.
Él accedió con una sonrisa, grabándolo para que no se le olvidara. El muchacho Deri logró terminar el dibujo, y me hizo entrega de él. Era una versión caricaturizada de mí, a lo que le sonreí, le quedó genial. Me despedí tímidamente y seguí mi rumbo, llevándome un grato momento, aquello me había distraído un poco, por lo que me dejé llevar durante un rato entre las mesas de dibujantes y cosplayers, encontrando literalmente de todo en dicha convención. Muchos se presentaron cordialmente conmigo, ofreciéndome tarjetas y hablando un poco de su trabajo, ilustradores con nombres particulares como Caleb Arce o Tonox, quienes hacían dibujos digitales o a mano; en otros puestos encontraba stickers de mujeres bellísimas, hechos por su autor Víctor Hugo Izquierdo; también había cosplayers muy amables, como una chica que estaba disfrazada de un vampiro colorido y se llamaba Maf Hersa, ¡bastante linda!, como también había una con un atuendo blanco de un superhéroe con un rayo en el pecho, lo lucía una muchacha de nombre Rom Barton quien me saludó y me pidió también una fotografía juntas. Me topé con un par de chicos que se reían alegremente, la muchacha ofrecía dibujos, stickers y pequeños peces de papel como si fuera pescado fresco, junto a un muchacho que tenía un libro y algunas ilustraciones impresionantes, se llamaban Marikawaii99 y Búo Bizarro respectivamente, ¡qué nombres tan chulos!; seguí mi camino, volviéndome a encontrar con varios artistas, y más cosplayers como algunos que parecían sacados del universo de Harry Potter, un tal Bakoso y un Príncipe Postizo, junto a una mujer llamada Misch Moon que llevaba un disfraz increíble de Zatana, ¡era encantadora!; igual encontré algunos que bailaban en su puesto, mientras los otros los observaban divertidos, escuché que se hacían llamar Cheko Chikito y Cheka Chikita, ¡qué nombres tan simpáticos!, y al lado tenían a otras cosplayers quienes lucían atuendos muy bonitos, y al pasar escuché nombres como Sofía Miroslava y Michell Porras, ambas luciendo unos disfraces bastante atractivo con los personajes de Velma y Hiedra Venenosa cada una, y las dos me saludaron amablemente al pasar mientras otra chica que era una copia exacta de La Baronesa de G.I.Joe caminaba grabando el evento, presentándose como Angélica Cobra, preguntándome qué tal me parecía el evento, a lo que le respondí que me la estaba pasando bastante bien. Me relajé un poco y me detuve en una mesa donde una muchacha se encontraba dibujando un pequeño Yoda, ofreciendo a que revisara sin compromiso lo que traía, y presentándose como Jessica Robles, ¡tenía una voz bastante linda!, le agradecí mientras veía sus stickers de perritos y algunos dibujos hechos a acuarela.
Seguí mi camino por el evento, realmente tenía un ambiente agradable, y el hecho de que no hubiera tanta gente me hacía pasar libremente entre los espacios de las mesas. Se sentía una vibra muy especial, una atmósfera amistosa. Fue en ese momento donde anunciaron que el concurso de cosplay tendría lugar, recordé que me había inscrito, y sinceramente pensé en no presentarme, realmente mi objetivo era no llamar la atención. Traté de pasar desapercibida, pero muchos de los que vi me indicaron que el concurso estaba por comenzar. Sonreí forzosamente, algo en mí no quería hacerlo, pero…decidí aceptar. En fin, solo era ir allá, pararse un momento y luego bajarme del escenario, nada del otro mundo. Me formé junto con otras personas que estaban disfrazadas, adelante mío estaba una chica rubia con una armadura azul impresionante. Ella admiró mi aspecto. Su nombre era Candy Camille, y le sonreí agradecida por su amabilidad.
Fuimos pasando uno por uno, ellos se presentaban brevemente, hacían una pequeña pose y luego se retiraban en medio de aplausos. Candy pasó y se ganó un montón de aplausos por parte del público antes, durante y después de su presentación, al parecer era alguien conocida en este medio. Cuando ella bajó junto a mí, me deseó suerte, a lo que volví a sonreírle con algo de timidez, diciendo que seguro me iría bastante bien. Finalmente llegó mi turno, a lo que respiré hondo y me acerqué a la presentadora, quien me pidió presentarme, a lo que volví a utilizar el nombre de “Linterna Rebelde”, a lo que todos me recibieron con aplausos. Me dijo que el escenario era mío, a lo que no supe qué hacer.
Pero de pronto, el anillo decidió hacer el trabajo por mí, por lo que comenzó a brillar intensamente. Antes de que pudiera detenerlo, comencé a flotar en medio del escenario, y de mi traje salió desprendido una pequeña estela de luz que comenzó a viajar por encima del público, el cual gritó asombrado por lo que veía. Después de unos cuantos giros, volví a aterrizar en medio del escenario, volviendo la luz de mi traje más tenue, en indicación de que había terminado. El público estalló en ovaciones ante lo que vio, a lo que saludé de forma tímida a todos. La presentadora me felicitó totalmente impresionada, y me invitó a tomar lugar con el resto de participantes. Sonreí forzosamente a todos, quienes seguían viéndome con admiración, mientras maldecía dentro de mí a mi maldito anillo por andar presumiendo donde no debía.
Luego de que el jurado hablara unos minutos, la decisión fue unánime: me dieron el primer lugar. Cuando se me acercaron un reconocimiento aún no lo podía creer. No me atreví a replicar, y menos con todos aplaudiéndome. Entre el público pude distinguir a varios que conocí ese día y a muchos más, a lo que solo pude sonreírles. La chica Candy volvió a felicitarme con una sonrisa, diciendo que era algo bien merecido. Solo le sonreí en silencio, sabía que no era así, en verdad que no. Quise llorar, pero me contuve.
Cuando bajé del escenario, noté que el día estaba por acabarse. Volví a pasearme por las mesas una última vez y me senté en un lugar un tanto alejado de todos. Desde mi lugar alcancé a escuchar cómo un sujeto con traje de Power Ranger andaba molestando a un par de chicas, y discretamente con el anillo alcancé uno de sus tobillos, haciendo que se tambaleara y cayera en un bote de basura, provocando la risa de todos. Seguí descansando desde mi lugar, y en ese momento, un rostro conocido apareció:
─¡Hola, Linterna Rebelde! ─dijo el muchacho que me tomó fotografías antes. Le sonreí en respuesta, no recordaba su nombre, ¿me lo había dado? ─. ¡Muchas felicidades por tu premio! Bien ganado, de verdad.
─Gracias… ─dije, sonriendo apenas. Él dejó sus cosas a un lado y mostró un pequeño póster con una pluma. Noté que el póster estaba repleto de firmas de otros.
─¿Me podrías firmar mi póster? Estoy recolectando las firmas de todos y no puedo irme sin tener la tuya ─me quedé mirando el póster, aquello era extraño, aunque un tanto lindo─. Puedes firmar como Linterna Rebelde, por supuesto.
─Claro, no hay problema… ─dije, tomando el póster y buscando un espacio donde firmar. Él se sentó con algo de cansancio, y se quedó mirando el lugar por unos segundos─. Me gustó mucho este evento, hubo muchas cosas y ver a tantos amigos lo vuelve increíble, ¿no crees?
─Supongo…es la primera vez que vengo a un evento así ─le dije, devolviéndole el póster─. ¿Llevas mucho tiempo haciendo esto? Lo de…tomar fotos?
─Pueess, un rato, eso sí…nunca creí que terminaría haciendo esto. Y ahora no lo cambiaría por nada del mundo. Se vuelve algo difícil a veces, y más por algunas situaciones que llegan a pasar…ningún evento es perfecto…
─Supongo… ─dije seriamente, mirando en dirección al ranger rojo, quien salía del bote de basura─. Hay problemas en todos lados, ¿no?
─Si, así es…pero también hay cosas increíbles. Muy bonitas experiencias, con gente extraordinaria. Creo que hoy conociste a varios de ellos, ¿no? ─dijo, sonriendo con algo de complicidad. Le sonreí, recordando a varios de los que me trataron amablemente.
─Si, tienes razón. Son buenas personas…
─Creo que por eso vale la pena. Por la gente, la buena gente…por ellos vale la pena continuar, ¿no crees?
─…Si, creo que si ─dije, observando desde mi sitio el lugar del evento. Recordé a la gente que conocí hoy, que sin conocerme, me ofreció sus sonrisas y su tiempo. Podría decir que el mismo ambiente los obligara a ser tan amables, pero…había algo más, esas personas, sus muestras de afecto, su alegría, todo ello me hizo volver a sonreír─. … ¿Cómo te llamas?
─…Me llamo Max, ¡mucho gusto! ─dijo, sonriendo amablemente─. ¿Puedo saber tu nombre?
─…Sofía, igual un gusto ─dije sonriéndole. Me levanté dispuesta a seguir mi camino─. Espero poder ver esas fotos que me tomaste…en especial con aquel peluche.
─Su nombre es Gotita ─dijo, sacando al peluche de manatí─. A él también le gustó conocerte, y te felicita por tu premio.
Miré al peluche y lo acaricié, como si estuviera vivo. Le sonreí conmovida. Le volví a agradecer y decidí seguir mi camino. Una vez que salí de la plaza comercial, volví a ser golpeada por el frío del mundo, todo lo que había pasado se amontonó dentro de mi cabeza, la huida, el viaje al espacio, los peligros que afronté en pocos días, el anillo que llegó a mí. Lo observé en silencio.
“No estás sola en esto”, susurró el anillo dentro de mi cabeza.
El mundo ya de por sí me parecía un lugar difícil, como para poder contemplar el resto del universo también. Realmente no era mi problema, no era mi batalla, es lo que Sayd me dijo. ¿Valía la pena luchar por el mundo?, ¿por su gente? Antes pensaba que no…pero ahora…
Giré la cabeza hacia la plaza, donde aún alcanzaba a ver a algunas de las personas del evento, algunos cosplayers, autores, aficionados, personas…gente, toda esa gente…no sabían lo que estaba sucediendo, no sabían lo que podría pasar…ellos no me conocían, y de hacerlo, ¿algo hubiera cambiado? Tal vez si…tal vez…
Respiré hondo, y tomé mi decisión.
Activé el anillo y alcé el vuelo rápidamente. Había mucho por hacer, no estaba segura si tendría lo necesario para ello, pero…supongo que podía intentarlo. Surcamos el cielo, contemplando los enormes paisajes de la tierra, todas las ciudades, todas las casas, todas las luces…todas las personas. Nos alejamos cada vez más hasta que el vacío del espacio me rodeó. Finalmente me dejé llevar por el anillo, permitiendo que éste marcara el nuevo rumbo, dejando atrás todo lo que fui…pero conservando todo lo que amé. Mi mundo, mi familia, mis amigos…la gente. Todo aquello que valía la pena recordar.
Y por lo que valía la pena luchar.
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