Me es complejo ahora mismo explicar lo que siento, tal vez pueda describirlo cómo aquella sensación tan incierta que me hace erizar cada vez que sus manos rozan suavemente las mías o aquella emoción que me invade por completo, aunque se encuentre jodidamente lejos.

Y sí, me ha costado… Me ha costado aceptar que usted me gusta.

Me gusta y realmente quisiera fundirme en el calor de su cuerpo cada vez que la abrazo, quisiera juntar sus labios con los míos en un acto salvaje pero delicado y dulce al mismo tiempo.

Me sería fascinante el hecho de tenerle en mis brazos y reiterarle el cariño que le tengo.

Porque es así, usted realmente despierta en mí el deseo de amar.

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