Autorretrato a tu estilo

Autorretrato a tu estilo

leonardo sanchez

14/09/2023

y que diré que ya no haya dicho ya?, ciertamente nada nuevo.

todo lo que sube tiene que bajar, pero tengo la manía de agarrarlo a medio vuelo por la seguridad que me da.

a diferencia de tantos agostos de tantos años pasados, hoy si tengo un claridad que no había sentido antes en la punto de mi corazón, que se transfiere con gran prisa y avidez a la punta de mis dedos y me hace temblar el cuerpo.

se siente como un niño solo en casa apenas su madre empieza a deshacer el primer pestillo de la puerta.

finalmente no éramos solo eso?, no era esa la dinámica?, casa y arrendador?

cuando me abrazabas, tenias la piel fría de la gélida calle.

recuerdo pasar mis manos por tu mejilla, mirando directamente a tu alma atreves de tus ojos y notar como esquivabas la mirada mientras la mano me quedaba impregnada de una sensación como de frio mentolado.

tu me dabas la sensación de una inocencia de segunda mano pero una intimidad inmaculada, justo como si tu también estuvieras temblando.

yo era mayor, pero siempre fui mas niño.

no pude recibirte de lo peligroso de los callejones por la noche, pero a decir verdad, tu ya lo sabias, no?

me lo ocultabas para que no me preocupara.

llegabas a casa un poco harta, pero a decir verdad nunca supe muy bien de que.

sentía que tu corazón estaba partido en dos, pero no quebrantado, era tan solo, que al igual que el cerebro, tu corazón se dividía las tareas lógicas y sentimentales en segmentos de igual proporción.

como quien pone la mano al fuego, después de tanto rato en la intemperie, no resistías el gélido escozor de aquella otra parte que te pedía una urgente retirada a un mundo mas sincero.

era una razón sin duda honesta, salvo que tu no confiabas demasiado en tu propia honestidad, no en un mundo en el que el amor era un mero cuento de hadas.

esa reacción era complicada, siempre la dejabas colgada en el perchero junto a la puerto por si un día el clima era justo el adecuado.

venias todos los sábados a darte la oportunidad de ser esa persona que normalmente no eras, pero te era esforzado; como quien dirá, no te nacía del corazón de una manera propiamente dicha.

el albornoz y las batas, el cabello recogido…

debo admitir que no, nunca te sentaron tan bien como un buen vestido de noche.

dicho lo propio, esa falta de unidad cada día te tiraba mas fuerte de los lados. 

dos fuerzas no del todo opuestas, pero caprichosas, que necesitan de atención y al final terminaría rompiendote el cuerpo en dos.

esa rara capacidad que tenemos algunos de nunca estar conformes con nada…

hoy, que tengo la oportunidad de rememorarte, solo recuerdo lo bello; lo malo queda distante ante la belleza del desastre.

lo bello de las cualidades y coincidencias, esos pequeños gustos que solo un historiador, un arquitecto o un sommelier cando la pasión que sienten se equipara con su conocimiento.

en lo simétrico que fue todo, y los detalles que se iban dejando por el camino son las verdades musas de esta carta.

un autorretrato en tu estilo, si prefieres llamarlo así.

me recuerda a mucho autores:

por decir un ejemplo, nuestra historia parecía calca de «sputnik mi amor» de murakami.

mis pensamientos por ti eran copia de los poemas tempranos de william ospina «poema»,»ya eres»,»adan»,»era octubre» y tantos otros; se podría decir que esta es mi manera de plagiar » una carta para marie kayser».

mi afición por ti se parecía mucho a la escena en «damien» de herman hesse donde Sinclair pintaba un cuadro que para el tenia todos los significados posibles.

pero en fin, este solo soy yo divagando.

es curioso como a l largo del tiempo fuimos intercambiando papeles.

como si en aquel primer agosto estuviéramos adicionando para nuestros papeles correspondientes y el tiempo pasa, la brisa nos vuela el libreto de las manos y tomamos el del otro accidentalmente.

como uno de mis profesores solía decir, cuando algo es para ti, te empieza a leer la mente de una manera que no se podía explicar, era algo casi cinestésico.

yo cambien, tu cambiaste y eso era indudable, pero no al ojo publico, solo uno con el otro.

un pequeño cambio a esa dinámica de inocencia de segunda mano e intimidad inmaculada.

uno de esos días que llegaste a casa llorando, como había dicho antes, tenia el corazón cándido ese día y pude consolarte.

no se te veían las lagrimas a través de la mascara que llevabas (venias de una fiesta de disfraces) y quise entender que cuando tu respiración se calmaba paulatinamente, finalmente había insertado la contraseña correcta en la parte de ti que necesitaba ser abierta.

paulatinamente ese miedo escapo mientras algo dentro de ti sonaba como el rechinar de una puerta de manera con bisagras oxidadas.

 aquel que habías aceptado hace tanto tiempo, lo dabas por hecho que estaría allí todas las mañanas junto al despertador. muy adentro, lentamente se te fue quitando como si nada.

era como un milagro, una bendición que pude trasmitirte, pero si el miedo baja. justamente implica que la seguridad sube.

y con seguridad, que queda de mi en tu vida?

hiciste aquello que yo nunca pude, cambiar el «no se», por un «hoy tengo la certeza de».

fue justo ahí cuando todos se empezó a mezclar, como si todo empezara de cero en un pestañear.

esa mirada de libertad fue muy tajante, unas pupilas llenas de luz, con un espíritu verdadero, pero con manchas de un resentimiento generalizado imposibles de obviar.

solo con la risa se logran camuflar un poco.

sentía como si estuviera hablando conmigo mismo ( y la verdad es que quiero creer que tu libertad y mi aprisionamiento no son mas que mi hechura).

ya no necesitabas de mi.

no necesitabas de mis consejos, de mi piel, de mis comentarios…

estaba sobrio si, pero un poco pasado de copas en el ámbito de la carencia tu tacto.

como niño berrinchudo casi grite cosas que no debería, pero me contuve.

supe todo esto mientras me lanzabas aquella mirada penetrante; fue tan directa y tajante que sentí como algo se me empezaba a caer de la cara.

de una de las esquinas sentía como algo pesado me colgaba de la cara.

una pesada mascara de plomo que finalmente cedía ante paso te tiempo y a tornillos sollados.

a decir verdad, yo también me sorprendí.

de tanto tiempo puesta la había aceptado como parte de mi y no me pesaba.

al ver mi verdadero de yo, esa cara pálida con ojos saltones y pelo desordenado, esa bolsa de intra venosa que llena con amor a cuneta gotas mientras jugábamos a que era aquel famoso hilo ojo del destino.

no te pido que me creas, pero yo también me sorprendí de mi propia hipocresía, de aquella cara de inocencia ante el fatídico crimen de quererte.

me desarmaste.

me dejaste sin argumentos.

me cortaste la lengua y los dedos.

en mis ojos, infinito miedo, lacrimosa reflexión de tu belleza.

tu corazón compuesto fiablemente había encontrado una manera de entenderse a el mismo.

de aquel susto de muerte que me diste, solo puede reír.

de darme cuenta que yo era como la parte trágica de un cuento de edgar allan poe.

ya sabes, la mascarada de la muerte roja, o el casquete de amontillado.

«Nemo me impune lacessit»

«Requiescat in pace»

era muy tarde para decir «noli me tangere».

me di cuento que estaba siendo un tirano, y con mi muerte finalmente abrí los ojos; el bello escenario de verte lejos, caminando hacia tu nueva libertad.

ates de morir veía como estabas en plena cúspide de tu ser.

la primera vez que nos vimos, yo iba de rojo con negro.

me fui de regreso a casa a pie por el camino corto pero oscuro.

tu un poco tímida, medias un poco tu palabras.

como cambia la vida que ahora es al revés.

hoy yo iba de negro con rojo y veo como vuelves paso por paso a ocupar el lugar que te pertenece.

este negro verdoso es el color esperanza corrupto por una falsa incredulidad.

resulta que el camino corto, mientras mas se cernía la noche, se volvía mas laberintico y me perdí en un mundo done ya no estábamos ni tu ni yo.

no importa las traiciones ni las traiciones; por favor no me olvides.

esta historia es como un disparo en el pie, como si julio cesar se hubiera apuñalado el mismo.

por mi parte, se cierra la noche como se me cierra la garganta.

como se me cierran los ojos y quedo en penumbras persiguiendo fosfenos que realmente no están allí.

aun así, quiero pedirte una ultima cosa antes de que ya no me quede mas tiempo en el mundo de los vivos.

si nunca podremos bailar como es debido, concédeme el gusto de un abrazo hasta que me termine de desangrar.

encontremos un punto medio en nuestro amor.

algo asi como pedro quien a pesar de su amor negó a Jesús tres veces.

dame la gracia de tu perdón, no por mi, pero por nuestros corazones inocentes que requieren de libertad también.

justo asu como tu miedo ya no es mas.

https://youtube.com/playlist?list=PLTz2VFu3m_7RwOOf5CW0RLk5woESO2Bzg

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