Una
sacudida de distancias,
de
atmósferas, de delicadas
sutiles
ramas interpuestas.
Una
algarabía de chiquillos,
impenetrable
cual fosa común,
un
ruido de lirios cayendo a lo bajo.
Un
sonido de destartalados callejones,
sin
un solo pájaro, emboscándose
en
lo húmedo, cual lobo malherido.
Me
llevó de la mano hacia sus hombros,
una
alegría de libros, de mensajes sonoros,
de
conformidades, de paisajes ausentes.
Y
derruí la capa de cieno, los lamentos,
las
bocas llenas de espanto, yéndome lejos.
Un
temblor como de semillas ajenas,
de
besos sin crepúsculo, una sangre
removida
y renovada.
©
OPINIONES Y COMENTARIOS