Vertical sobre el polvo blanquecino se me reseca la boca. Siento pesadez en mi estómago, silban los seres de espinas, algunos con cabello, sobre el sol mi dios favorito, el desterrado. La carretera quedó lejos, me perdí luego de vagar entre dos cerros, como si me hubiesen transportado, no reconozco ni mis manos, llagadas. Soplo y sale polvo desde mis pulmones, hay un buitre muerto sobre la ladera, escucho gorjeos y pienso en mi mujer, mas le vale encontrar mis huesos, que aquí los dejo, justo con todos mis antepasados Cristeros. Así ya no seré sombra, sino tierra finita, sobre el mantel que recubre este experimento de existencia.
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