Al comenzar el día, se levanta temprano, hace la masa de leche, sencillo, moldeable, suave, elástica del bol a las manos y así sucesivamente mientras va tomando forma. Ingredientes frescos, colorante de origen natural, el arte está en hacer la masa e irle dando tintes variados para hacer figurillas, hermosos patrones que al cocinarse toman vida, le hablan, voces espeluznantes a las que teme y a la vez necesita.
Pan suave, terso, esperando que surta efecto la levadura, cada acto de amasar y contacto con las manos vital, va formando la revelación, el mensaje secreto, su instructivo cuasi bíblico del día, cada paso importante para el resultado que ya bien conoce, cada día trae alguna señal distinta. No siempre de su agrado, pero necesaria, difícil de proceder, incapaz de desobedecer, a ejecutarse tal cual se interpreta, a la merced de quién reciba el recado.
Forma cada bolita con esmero, perfectamente esférica, brindando el cuidado que nada y nadie en su vida conoce, meticulosamente calculadas por la cantidad de horas que pasa despierto al día, pacientemente espera, a que vuelva a levantar. Luego al horno, el tiempo pasa, han sido expuestas al calor pero están al punto deseado, cargadas con lo que debe y necesita saber, en ayunas porque de otro modo se opaca todo y no recibe con la misma claridad.
La bandeja sobre un aislante, le espera, se sienta y espera diez minutos exactos, cierra los ojos abre un pan en dos y va rascando el interior conforme le lleven sus dedos como embrujados por la masa caliente, así con cada uno abre, cierra, abre, cierra, abre…se come todo el relleno extirpado y procede a la fase final, escuchar. Habiendo recibido lo necesario, interpretado de inmediato, se dirige a la pequeña bodega de almacenaje de conservas en el sótano de la cocina, el cuál alberga gritos sofocados y sollozos, una tarea difícil pero necesaria a la vez, la instrucción es sencilla necesita callarles, silenciar las voces o de otro modo se mantienen como un zumbido cruel en su oído y algo de tintura para mañana, el sacrificio para el pan de cada día.
OPINIONES Y COMENTARIOS