Cholo, en mi memoria siempre.

Te fuiste de éste mundo un 6 de diciembre de 2013. Y en el mes de febrero, tres años después, levanté la mirada y ahí estabas, erguido como siempre, parado en la puerta de la habitación que hospedaba a ese entonces a tu amada mujer, mi madre que yacía de una enfermedad terminal. Me sorprendiste con tu campera gris como si fuese nueva, habías recuperado el poco peso que perdiste en la batalla contra el cáncer de pulmón, y la barba canosa y gris te sentaba muy bien. El primer instante fue sólo de sonrisas cómplices, se congeló el tiempo y corrí a tus brazos para terminar los dos en un llanto profundo sin angustias y fundidos en un abrazo casi eterno que aún siento, mi corazón te repitió sin amarguras te extrañé, te extrañé mucho !!! Mi alma se inundó una vez más con tu inmenso amor. Gracias papi por tu eterna protección, por ese enorme abrazo de contención y por seguir estando a mi lado. Algunos dirán que fue un sueño. Vos y yo sabemos que no lo fue…