Perversa tu sonrisa

pegajosa, entre muros.

Vértices de gemidos

guturales, insaciables…

que rompen el fuego.

Mi mano te amordaza y

en erguida sumidez

tu vagina se apresta

en espamos de fricción

a recibir mi sangre

y colarse con la tuya.

Somos bestias de flujo

que se mezclan en la noche.

Apareandose como salvajes,

llenos de saliva y carne cruda.

Desde ayer, hoy y mañana.

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