¿Cómo me siento?
Se me olvida a veces cómo lo hago para pretender que pertenezco aquí.
Hay personas, eso lo sé. Pero no son las personas que toda mi vida conocí. ¿Sabrán que no soy de aquí? Probablemente sí, o, y ¿si no saben? a lo mejor he podido asimilarme a sus estilos, expresiones e idiomas. Bueno, lo último no, pero en mi estado de silencio nadie podría saberlo. Debe haber algo que nos distinga fácilmente, alguien que ni de aquí ni de donde soy yo, pueda decir: son distintos, lo veo. ¿Será principalmente el físico lo que nos diferencia, o tendrá más que ver cómo caminamos, observamos y actuamos?
Es muy fácil tomar el metro cuando lo conoces, cuando sabes los caminos, las estaciones, los acuerdos sociales no hablados. Las personas de aquí ya lo saben todo y tienen la seguridad en sus pasos. Paran frente al metro en el lugar que deben, sin mirar a los lados, preguntándose si lo que están haciendo está bien. Probablemente alguna vez lo hicieron, cuando pequeños, a lo mejor la primera vez que tomaron el metro para transportarse, pero ahora, ya mayores, simplemente lo saben. Eso debe ser, me veo como un aprendiz del metro. Novato de la disciplina. Eso debe distinguirme. Ya soy adulto y recién ahora estoy conociendo esto que para todos pareciera ser muy simple.
Día a día, siento que lo hago mejor. Algo estoy aprendiendo.
Aquí la gente utiliza sólo un lado de la escalera mecánica, dejando libre un espacio para los más veloces o impacientes viajeros. En mi país, nunca es así. La gente se instala donde se instala.
La primera vez que me puse en el lado izquierdo en vez del derecho, sentí que me estaban mirando extraño. Nadie dijo nada, hasta que me pidieron permiso para pasar y luego de un momento de análisis de mi alrededor, noté la irregularidad que creé. Enseguida me moví e hice en mi cabeza una nota mental de cuál es la ubicación correcta o incorrecta en este lugar.
Siento el viento de los rápidos vagones pasar frente a mí. Mis pensamientos me alejaron del presente y me acercaron al borde de la plataforma. Ahora definitivamente me están mirando.
Se detiene el metro, abre sus puertas e ingreso. Por suerte no hay mucha gente y puedo sentarme. Varias personas se quedan paradas. Muchas como de mi edad. Pero también hay algunas sentadas. Siento una llamada de alerta en la parte posterior de mi cerebro. ¿Saben algo que yo no? Intenta recordar, me digo. ¿Cuándo estaba bien sentarme en el metro? ¿Cuándo?
Paso mi mirada por los asientos disponibles y hay bastantes. No hay mucha gente mayor y los que están, tienen un lugar. No hay niños dando vuelta, no hay embarazadas a la vista, no hay nadie que pudiera necesitar el asiento. Y si lo necesitaran, hay espacios libres. Entonces ¿qué es? y ¿si no es nada? A lo mejor no hay ningún conocimiento que ignoro por no ser de aquí. A lo mejor las personas de pie simplemente quieren estar de pie.
Todo lo que hago me hace cuestionar mi pertenencia. Es verdad no soy de aquí. No crecí aquí y tampoco aprendí aquí.
El asiento se vuelve un poco más cómodo. Creo que se está acostumbrando a mi cuerpo. A lo mejor si pertenece aquí.
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