Hay un momento en la vida en el que muchos lo asemejan al comienzo de la vejez o algo similar, pero creo que es más referido a la búsqueda de la paz interior y mental. 

Por ahí ando yo, atravesando una etapa donde todo se simplificó, a diferencia de años atrás donde se buscaba tener todo en masa, muchos amigos, muchas anécdotas, muchos likes en una foto publicada, muchos invitados el día de mi cumpleaños, etc. todo en cantidad. 

Hoy, unas cuantas carcajadas y unas lindas palabras escuchadas o leídas de cariño, ya me hacen completo el día. 

Me han preguntado muchas veces porque soy así, como un vagabundo solitario, un Grinch de barrio, y lo preguntan cómo si ser lo que soy es algo negativo, cuando en realidad es todo lo contrario. Si supieran la felicidad que da lo simple, y la paz que da valorarse….

Uno pasa por transformaciónes que a veces te llevan a cambios no programados en tu vida, y a darte cuenta de que las cosas simples son las que realmente valen la pena y que aunque sean dosis pequeñas, llenan más.

A lo mejor es como dicen por ahí, que no hay hombre más peligroso que aquel que ha sanado en soledad, ya que ha tenido más conversaciones consigo mismo en su cabeza que con nadie más.

Obviamente peligroso en el buen sentido y como mala noticia para personas manipuladoras, ya que a mí entender, nadie puede dominar, jugar o lastimar quizás, una mente de alguien que estuvo en guerra con sus propias lágrimas, entrenó sus emociones y construyó una fortaleza indestructible que lo lleva a entender que cada segundo vale oro en su vida, y eso hace que su amor propio sea su prioridad, aunque, ridículamente, para la sociedad que vivimos, tener amor propio es sinónimo de egoísmo.

En mi presente algo de eso habita en mí, solo busco lo que me haga bien, sea un momento, una canción, una compañía o solo recordar sin dolor todo lo malo que pase y que perdí, pero que me hizo más fuerte. 

Hoy solo me preocupa seguir sintiendo esa brisa cálida en mi rostro cuando me siento al sol y cierro los ojos. 

No necesito más que simples cosas, como mantener la libertad que tanto me costó tener y que hoy cuido más que a nada y por lo que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. 

Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor que deba afrontar y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. 

Quiero despojarme de todo lo material en mi vida, que alguna vez pensé que llenarían parte de la misma para hacerla feliz, y valorar realmente los momentos que son los verdaderos protagonistas de mi felicidad.

Quiero extrañar a los que tengan que irse, porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. 

Quiero no dejar de sorprenderme de nada y seguir llorando cada vez que algo lo merezca, sin reprimir el deseo de sentir.

A lo mejor así quizás el día en que me toque irme físicamente de este mundo, haya podido transmitir este mensaje, estás ideas, este deseo de vivir de momentos y no de objetos, y así tal vez un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera por aquí.

La vida es tinta. Escribimos nuestros días en hojas de un cuaderno que se nos dio al nacer, lleno de páginas en blanco, en el que fuimos narrando día a día nuestra historia. De chico lo hacíamos con letras grandes, con dibujos, o simplemente una imagen, un objeto, etc. Ni pensábamos en el espacio y tiempo, ya que era un cuaderno nuevo lleno de hojas en blanco, ¿que importaba ocupar toda una hoja para hacer una letra o lo que sea? No había de que preocuparse. Ya de adolescentes, escribimos más prolijo, pero lleno de idas y vueltas, gastando muchas hojas sobre un mismo tema, perdiendo hojas, espacio y tiempo en algo simple quizas. De adulto uno por ahí escribe ya por inercia, costumbre o a veces incluso copiando un cuaderno ajeno que nos ayude a seguir el ritmo y cantidad que todos llevan de letras plasmadas en el papel.

En mi caso hoy noto que a mi cuaderno le quedan pocas hojas en blanco, no se cuántas, pero si se que ya gaste más de las que quizás me queden vacias, a lo mejor es por eso que hoy elijo solo escribir lo que valga la pena y merezca tener un espacio en mis renglones.

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