La presión en mi pecho me impide dormir, las vueltas dadas en mi cama, unicamente encienden la angustia que me mente resguarda.
Similar a un demonio al acecho en la mañana, durante el día permanece de caza y en la noche mi alma resguarda.
Con intentos fallidos emprendo a correr y con falsas esperanzas intento un vuelo fugaz pensado, tal vez, una vía de escape hallar pero, al final simpre regreso al mismo lugar.
Bajo la sabanas me siento asfixiada, atrapada y desalmada, en vez de encontrar un alivio que me permita descanso encontrar.
El pesar me hace sentir en un huracan, envuelta en corrientes con mala intención, solo desean soltarme con fuerza y de esa manera fracturar aquello que comence a añorar.
Carecian de saber la realidad, algo ya roto y dañado no podía ser fracturado, unicamente dispersado, sus piesas ya no estaban unidas, a nada se aferraban.
De esa misma forma el ciclo se repetia, una noche de soledad, al alba el miedo azotaba dejando zurcos que no sanarían, su recuerdo como cicatriz quedaría… y a la mañana la esperanza se iba por la ventana dejandola vacía.
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