En los confines del corazón, se alza la tristeza,
una sombra que se cierne, una herida que no cesa,
y en mi ser se ha instalado, por un amigo que se fue,
dejando un vacío profundo, una herida que no sé.
Su ausencia me golpea, como frío viento invernal,
un amigo que se marcha, un adiós sin final,
sus palabras ya no resuenan, su risa se desvaneció,
y mi corazón se desgarra, en dolor se sumergió.
¿Qué sucedió con el lazo que creíamos eterno?
¿Por qué el destino nos separó, en un giro tan tierno?
Las promesas se diluyeron, como lágrimas en la lluvia,
y la amistad que compartíamos, se volvió difusa y ambigua.
El silencio ahora reina donde antes había risas,
y la tristeza me envuelve con sus garras imprecisas,
me pregunto una y otra vez, qué fue lo que ocurrió,
cómo un amigo amado se convirtió en alguien sin voz.
La confianza quebrantada, el dolor que perdura,
las memorias compartidas, ahora se vuelven oscuras,
y en el laberinto de la amistad perdida, me encuentro vagando,
buscando respuestas que no llegan, solo el vacío va aumentando.
La tristeza se anida en el hueco que dejó su partida,
como un eco doloroso que resuena en mi vida,
y aunque intento comprender y seguir adelante,
la tristeza me abraza, con su manto deslumbrante.
Pero aun así, en medio de esta pena que me embarga,
sé que el tiempo sanará esta herida amarga,
pues los amigos van y vienen, como olas en el mar,
y aunque su partida duela, nuevos amigos vendrán.
Aprendo a aceptar que las personas cambian y se van,
que las despedidas duelen, pero hay que continuar,
la tristeza será mi compañera, por un tiempo sin duda,
pero también sé que algún día, el sol volverá a brillar en mi senda.
Porque la amistad es un camino de alegrías y penas,
y aunque mi amigo se haya ido, dejando huellas serenas,
agradezco los momentos compartidos, las risas y los abrazos,
y guardaré en mi corazón, los buenos recuerdos y los lazos.
Así que tristeza, déjame sentirte y aprender de tu enseñanza,
pero también permíteme sanar y renacer con esperanza,
pues aunque mi amigo se haya marchado, en el fondo sé,
que nuevos amigos llegarán, para aliviar mi ser.
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