Caía la lluvia y él estaba convencido de que pronto estaría en casa. Caminó un trayecto bastante extenso para tratar de alcanzar la avenida principal que al final empalma con el ancho bulevar de su barrio, pero no estaba seguro de querer seguir avanzando; sin embargo, pensó en lo que su madre le decía cuando llovía: -niño, siempre que esté cayendo la lluvía trata de no esquivarla, el agua que viene del cielo trae consigo el estracto de la vida, pero eso sí, ten muchísimo cuidado con las corrientes acumuladas en las calles; esas sí que son peligrosas, pues su fuerza y velocidad son ciegas, no conocen a nadie, y terminan arrastrando a todo el que se atraviesa en su camino. El sonido del pito de un automóvil lo sacó de sus divagaciones y recuerdos, y fue entonces cuando…
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