No hay salida, no hay razón para ser, no quiero levantarme, ni mucho menos creer que puedo hacerlo, estoy hundida en un mundo sin retorno, estoy sumergida en una oscuridad, no veo salida, ni escapatoria y hay muchas cosas que me aferran a esta vida, no hay de otra, no hay salida, no la hay…

Los tropiezos de la vida, me hicieron perder en el camino, no tenía ni la mínima idea de como hacer para salir del mundo en el que me encontraba, porque yo no intentaría siquiera salir de ahí.
Al pasar de los días, más oscuros se volvieron mis pensamientos, estaba más adentro de lo que estaba al comienzo.

Las personas que me rodeaban, podian pintarme un mundo de muchos colores, pero para mi solo habia blanco y negro.

El pensar cada uno de los sucesos de mi vida, me ataban más a mi cama, no podía hacer más que llenar mi almohada de lágrimas que le pertenecían a alguien que estaba en un agujero.

Con el tiempo mi mundo se fue desvaneciendo, había voces dentro de mi que me hacían sentir miserable, sentía que mi vida no era merecida, ya no la quería, buscaba la manera de ya no tenerla, porque las voces se adueñaron de mi pensar y mi ser.

Era increíble como alguien que no podía ver, tenía tanto poder en mi, era su voz, no la soportaba, era tan insistente, que llegue a sentirme más derrotada de lo que ya estaba.
Y pase a creer que este sería el fin…

El fin que jamas vi llegar, porque aunque sumergida en un mundo de oscuridad, jamas llegue a pensar que acabaria con mi vida, porque solo queria pintar mi vida en un lienzo donde el blanco y el negro eran los colores que me identificaban en ese momento.

Pero como toda noche oscura, tiene su amanecer… En mi vida llegó un amanecer que veía tarde en aparecer.

Tal dia, me levante y en el espejo me mire, me lave la cara y ahí estaba alguien que tenía mucho tiempo sin ver, era el más poderoso, era el dueño de mi vida y quien tendría la llave para sacarme de una vida que me estaria arrastrando el que con la voz lo estaría logrando.
Dios pone a prueba a sus mejores guerreros, no hay batalla que no se pueda vencer y no hay mal que no se pueda acabar.

Estoy convencida que después de una lucha constante con mis pensamientos y las voces dentro de mí, había temor, temor a Dios, porque si estaba con vida, pintando en un lienzo sin color, algún propósito había en mí y debo admitir que después de no querer siquiera intentar salir, no fue necesario, porque en un abrir y cerrar de ojos, yo estaba viendo el azul del cielo y el amarillo del sol.

La depresión no es fácil de aceptar, no es fácil sobrellevarla, quizás no es así como tú la veas, pero así la veo yo. El aferrarnos a una vida que no nos pertenece, nos lleva a permitir que una voz insoportable, pueda lograr su objetivo.

El punto es… qué debes querer salir, debes querer levantarte, no hay mal que perdure, siempre y cuando exista las ganas de intentarlo, no es un mundo del cual puedas salir de la noche a la mañana por tu voluntad, va más allá de eso. Está en que Dios sea tu guía y pidas a él la luz de tus días, porque garantiza la paz que necesitamos al despertar, al andar y al dormir.

Somos valientes, guerreros y capaces de enfrentar cada situación que se nos presente, no debemos normalizar algo que muy en el fondo, sabemos que nos está arrastrando a un mundo sin gracia.
                                                           Cree en Dios y cree en ti.

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