Mi sonrisa hoy se ve apagada.
Hoy todo está oscuro, hoy nada brilla.
Quizá ser tan ingenua sólo ha traído opacidad a mi vida. Si, creí que el mundo podía ser un lugar cómodo para mí. Sin embargo, ahora pienso que ese fue mi mayor error: confiar. Me siento más tenue que antes y mis carcajadas exhalan dolor en vez de alivio. Tontamente he buscado una forma de reír para no recordar que estoy hecha pedazos. La humanidad es cruel, y yo siempre lo supe.
No sé porque le hice caso a esas personas que, sin saberlo, me estaban conduciendo hacía mi perdición. Estoy cansada de fingir que me río por gusto, porque mi vida carece de gracia.
Soy un desperdicio que lentamente es olvidado por mi mundo. Nadie merece conocer más mi estado natural. Nunca debí abrir la boca si sabía perfectamente que las moscas tarde que temprano iban a entrar.
Una vez más, mi ingenuidad me permite ver que no estoy hecha para el mundo. Sólo soy yo contra la vida entera.
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