Afuera hay anochecer en donde solo nos encontramos tú y yo, engostados en el tiempo, Hundidos en una honda ciudad ciega.

Siempre, la multitud de tu hermosura, prodiga su milagro por el tiempo.

Estamos en la noche, se buscan como ciegos nuestras dos soledades, sobreviven a la tarde, la morena gloria de tu carne.

Solo tú eres, tú, mi desventura y mi ventura, inagotable y pura, en donde me encanta contemplar, tu ojos que son como un bello amanecer, me gusta sentir tu espalda que es como subir montañas, me fascina besarte que es como nadar sobre un río, estar a tu lado es como ir a lugar adonde no he ido nunca.

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