Iracundo de amor

Tu belleza, cual flores de cerezo que despliegan su esplendor en la primavera, trasciende mi capacidad de merecer tu amor. Pero decir que eres hermosa no alcanza a abarcar la magnitud de tu resplandor. Eres más que maravillosa, una manifestación divina que me sobrepasa, y no merezco caminar a tu lado. Sin embargo, cualquier hombre se rendiría ante la dama más bella cuando el amor, delirante y apasionado, se convierte en cómplice de los sueños que solo toman forma entre las letras escritas.

Así, te encuentro en este preciso instante, en este encuentro fortuito orquestado por las casualidades que nos trajeron aquí. Permíteme decirte, desde lo más profundo de mi ser: Hola. Te ruego que no permitas que nuestro amor se marchite con el paso de las estaciones.

Pero, ¿a quién pretendo engañar? Esto no es más que una casualidad, al igual que mi existencia, surgida por pura causalidad. Así como te amé por mera coincidencia, mis inseguridades me han llevado a perderte. Reconozco que no soy digno de ocupar un lugar en tu corazón, por eso solo te pido que si te amé lo suficiente, me ames a cambio, o si no, me odies. Ambas opciones me convienen, porque si me amas, viviré en lo más profundo de tu ser, y si me odias, viviré en tus pensamientos.

Así como en los libros las sendas de las palabras cobran vida y el amor se entreteje en metáforas y simbolismos. Reconozco que soy un náufrago en el vasto océano de tus encantos, un poeta errante en busca de significado. Pero, aún así, te imploro que me permitas habitar en tus pensamientos y en tus sueños más íntimos, aunque sea como un destello fugaz.

Que nuestra historia, marcada por encuentros y desencuentros, sea el lienzo donde pintemos un amor efímero pero intenso, donde cada palabra susurrada se convierta en un verso eterno. Porque, al igual que en los versos más románticos, en cada palabra se encuentra la esencia de nuestro sentir más profundo, y en cada encuentro se revela la magia de la conexión humana.

Así, permitámonos ser personajes en este poema, protagonistas de un amor que escapa a las limitaciones del tiempo y las circunstancias. Si mi amor logró traspasar fronteras y llegar a lo más recóndito de tu ser, entonces viviré en tus versos más íntimos, encendiendo la llama de la pasión y la memoria compartida.

Que las casualidades que nos unieron sean el hilo conductor de nuestro destino, llevándonos por senderos insospechados. Porque en este encuentro fugaz, en esta danza de palabras y emociones, hemos creado un universo paralelo, donde el amor es eterno y la pluma del poeta nos guía en nuestro viaje hacia la eternidad.

Que el eco de nuestras palabras se expanda en el vasto horizonte del tiempo, recordándonos que, aunque nos hayamos perdido, nuestro encuentro fue un destello de eternidad en medio de la fugacidad de la existencia. Que nuestras almas sigan tejiendo versos de amor en el rincón secreto de la memoria, para que nunca olvidemos la magia que nos unió en este efímero instante de poesía compartida.