Entré al departamento, estaba prácticamente vacío, pero aún conservaba el mismo aire y sofá de siempre, un sofá rojo en medio de la pobre sala.

Me senté descaradamente en el y esto evocó una sensación en mi bastante escondida, la sensación de ti.
Pude sentirte al sentir el mismo aire y el mismo material recorriendo mi cuerpo nuevamente, este sofá tocó partes internas de mi cerebro, recuerdos de cada habitación de este departamento, del baño o de la cocina
De cómo cocinaba para tus hermanos mientras ellos me hacían dibujos con mensajes cariñosos o como cuando les ayudaba con sus tareas porque sabía que tú no tendrías la necesitada paciencia para explicarles detalladamente lo que tenían que hacer, preferias resolverlo velozmente y que se fueran a jugar, para que podamos tener un momento a solas.
Cariño, nunca valoraste esos momentos, quizá más importantes que los momentos a solas eran los momentos donde sabíamos que estábamos ahí, aún si no estabamos en la privacidad de nuestra soledad compartida.

Era como si te costara encontrarme. Los momentos a solas están bien, pero quería que estemos a solas aún cuando no lo estabamos, quería que me mirases como si lo estuvieramos, que me besaras como si lo estuvieramos, no me importaba los reproches de la gente ni su vergüenza, total, yo solo quería poder disfrutarte como era debido en cualquier momento, en cualquier lugar
Y no puedes decir que soy un vulgar, fuí y soy todo un caballero, quien si no aceptaría tu trato frívolo y hostil, tal vez cuando me di cuenta de este debí dar marcha atrás.

Pero en tu pequeño universo nunca funcionaron bien las cosas, siempre hubo un planeta vagabundo, chocando con otros, o algunas galaxias partidas en dos, y quizás agujeros negros por todas partes
Y era tu complejidad un atractivo más, y mis ganas de solucionar o de salvar el universo cayeron en ti
Y sin querer te salvé la vida, para luego apuñalarla, pero, se honesta conmigo
¿Preferias ya no tenerla o tenerla dañada?
Sé que elegirías la primera, por eso nunca te plantearia cara a cara una pregunta asi.
Me pregunto cómo estarás tu y tu oído tan finamente educado, compartíamos eso, quizá era lo único que compartíamos, la misma afinación interna que nos hacía disfrutar de los mismos ritmos, podíamos escucharlos horas
Y como podíamos, lo hacíamos, a altas horas de la noche despiertos, viendo algún concierto de mala calidad de los 80s o 90s
Yo recostado en tus piernas y cantando mis partes favoritas de las canciones, mientras tú me mirabas y sonreias de vez en cuando para luego seguir estando atenta a la TV,
Entonces, mientras recordaba todo y la nostalgia invadía mis venas, mi corazón se despistó, creo que ya no suena.

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