Sinergia de mis miedos y sueños

Etapa extraña, cómplice de la nostalgia. Maldita nostalgia…

Carta dedicada para el ser, con un extraño sentido del humor (por cierto), el cual puso tanto sentimiento en el pecho de alguien tan poco expresivo:

¿Cómo lo hago? He llegado a un punto que ya ni mis ojos pueden camuflar lo que estoy pensando. Y, ¿todo esto es culpa mía? No, yo creo que no. Hasta hace poco, no era un problema, pero conocí a alguien… ¡Oh, torpe e inocente corazón que cree que tendrá fortuna en el primer intento! Este cáncer en mi memoria, personificado en cada confesión que ensayo en mi cuarto, me está matando. El pesar de tu indiferencia entre mis ojos, duele. ¡Ayúdame! necesito sentirme humano.

Con mucho amor, Luis.