Necesito decirte algo. Sí, a tí, dolor que me acompañas a diario…

No sé porqué me cogiste tanto cariño, pero la verdad es que llevamos tanto tiempo juntos que me he acostumbrado a tí. Tanto, que los pocos días que no apareces o te adormeces, casi ni me doy cuenta. Esto quiere decir que el resto de días, simplemente me acompañas, estás ahí, pero tampoco me paro a hacerte demasiado caso.

Convivimos, vivo, no dejo que me paralices, ni que me frustres en exceso… Aunque hay días que me pesas, y hay en pequeñas cosas que me machacas. Pero sigo, como si nada pasara.

En estos días voy a intentar tomar medidas para que te reconozcan, para que se vea la realidad limitante de vivir con dolor diario. De tener un cuerpo no normativo que siempre me ha limitado en cosas que no lo parecen, pero están ahí, en tu vida, en tu día a día… Y que has tardado tanto en darte cuenta de que no es normal, aunque para ti lo sea. Es tu realidad, es tu normalidad.

Cosas tan simples como pelar una patata, usar el ratón, agarrar un plato o limpiarte el culo… No poder sentarte nunca «como una señorita» (lo cual poco me importa), pero lo que parece ser de una persona informal o pasota, lo que oculta son los dolores que me provoca no llegar nunca con los pies al suelo. Y tener que poner por tanto posturas imposibles, con el único fin de sufrir algo menos o que no se note tu malestar. Y seguir. Seguir sin que se vea, seguir viviendo como quieres, socializar, salir e ir a donde te da la real gana.

Pero tienes limitaciones. Siempre cuento cuando me saqué el carné de conducir y me midieron con un periódico en la cabeza. Sí, creo recordar que la voz de Galicia. Periódico sobradamente conocido por sus mediciones exactas (ironía modo on).

Sí, es posible que esto os sorprenda. A la gente no la miden para sacarse el carné. A mí sí.

Esto no supondría ningún problema si con el paso de los años, todo esto que parece simpático no se estuviera viendo acompañado de dolores y de malformaciones y limitaciones en la movilidad, que siempre estuvieron ahí, pero a las que nadie hasta ahora había puesto un nombre. Y todavía hoy, les cuesta… Seguimos buscando respuestas.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS