LINTERNAS GUARDIANAS – EL PRIMER JURAMENTO: CUARTO CAPÍTULO

LINTERNAS GUARDIANAS – EL PRIMER JURAMENTO: CUARTO CAPÍTULO

CAPÍTULO 4

Ecos

Finalmente, aquel ser se quitó un poco la capucha, revelando efectivamente un rostro de piel azul, con rasgos un tanto delicados, casi femeninos. Sus ojos eran completamente negros, pero con un iris de color verde brillante, que visto desde cierto ángulo le daba un aspecto intimidante. Tal cual no tenía cabello, y su altura era más bien pequeña, como la de una niña, pero su mirada seria me dejaba ver que no era alguien con quien se podía jugar. Antes de que pudiera emitir alguna palabra, aquella figura se acercó a mí, observándome atentamente, y pude notar un gesto de duda cuando observó el anillo en mi dedo. Tal como la vez anterior, el anillo reaccionó, estallando en un lucero de energía que me hizo retroceder varios metros hacia atrás. Sentí como el traje parpadeaba nuevamente. Sentí frío, sentí terror, ¿sería mi final pronto? Cuando la luz del anillo parecía agotarse luego de tanto tiempo, sentí cómo una estela de energía me cubría alrededor, protegiéndome del hábitat de ese planeta y del vacío del espacio. Volteé, se trataba de aquella figura…un Guardián del Universo. La observé cautelosa, retrocediendo un poco más:

─No temas, no voy a hacerte daño. ─su voz era indiscutiblemente femenina, y por primera vez en todo este rato, me sonrió amablemente─. Permíteme presentarme, mi nombre es Sayd, ¿cuál es tu nombre?

─…Sofía, me llamo Sofía… ─pronuncié nerviosa.

─Es un placer, Sofía. Me alegra haberte encontrado a tiempo. Cuando sentí la presencia del anillo, no pensé que hubiera escogido a alguien aún…debo decir que ha pasado tiempo desde que vi uno de ese tipo…

Cuando Sayd intentó acercarse, el anillo volvió a encenderse, como si fuera una especie de animal que gruñe a un desconocido. No entendía nada, Sayd me sonrió:

─Debes tener muchas dudas, ¿cierto?

─Literalmente apenas estoy asimilando que estoy en otro planeta. Volé a través del espacio, casi soy devorada por extraterrestres, y ahora…tengo un anillo mágico de cómic pegado a mí, al que por alguna razón no le agradas…¿qué está pasando? No entiendo nada…

La guardiana me observó durante unos segundos, para luego utilizar más de sus poderes y crear una pequeña esfera alrededor de mi mano, misma que tomó el anillo y lo alejó de mí con un movimiento rápido. Sentí algo de sorpresa, aunque también alivio. Sayd tomó el anillo entre sus manos y lo observó detenidamente:

─Este anillo…es uno de los tantos creados en nuestra última batalla contra la oscuridad… ─ella me observó y sonrió, sentándose frente a mí─. Tu universo, es uno de los tantos en la existencia donde todo esto, yo y lo que me representa, son cosas de…ficción, ¿verdad?

─Si, bueno…eso creo, no sabía que nada de esto era real, aún no entiendo cómo es posible todo esto… ─igual me senté, exhausta de tanto pensar─. ¿Porqué yo, Sayd? ¿Por qué me escogieron?

─Yo no te escogí, Sofía…el anillo lo hizo, lo cuál es el meollo del asunto…─ella tomó el anillo entre sus manos, estudiándolo detenidamente─. Para ponerlo en términos simples, este no es un anillo como el resto, no es un arma guiada por un programa basado en moralidad o a través de las entidades…ha habido muchos tipos de anillos creados a través del tiempo, algunos con más facilidades que otros, pero este es un anillo diferente…pues está vivo.

─¿Vivo? Pero… ¿en qué sentido? ¿es una inteligencia artificial?

─¡Superior a eso! Es un anillo al que se le dotó de una conciencia única, así como a muchos otros en aquel tiempo, durante nuestra batalla contra la oscuridad…

─¿La oscuridad?

─…En algún lugar del Multiverso, hace muchísimo tiempo atrás, las corporaciones peligraban. Eran siete corporaciones, La Tribu Índigo de la Compasión, Las Zafiros Estelares del Amor, Los Linternas Azules de la Esperanza, Los Fantasmas Esclavos del Hambriento Larfleeze de la Codicia Naranja, Los Linternas Rojas de la Ira, Los Linternas Amarillos portadores del Miedo, y Los Linternas Verdes portadores de la Voluntad. En ese tiempo tenían sus diferencias, pero algo más allá de la creación consumía su poder. Todos los linternas se unieron, pero se necesitaba algo más, y…un antiguo compañero, llamado Ganthet, apostó por reforzar la unión con el poder de las entidades. Aunque existían aquellos elegidos capaces de ejercer el poder de las siete entidades a voluntad, se necesitaba que el resto de linternas tuvieran acceso a ese tipo de poder. Él creía que se podía hacer una simbiosis más poderosa con la fuerza de las entidades a través del anillo, si existía un vínculo emocional que pudiera controlarse de forma perpetua…por lo que optó en otorgarle…cierta forma de vida a los anillos.

Sayd observó el anillo durante unos segundos, y sus ojos se cubrieron por unos segundos de una sombra que apenas pude captar. Había algo que no me gustaba, tenía un mal presentimiento:

─Fue un desastre. En algunos casos pareció funcionar, pero en la mayoría los anillos parecían rebelarse. Algunos linternas fueron destruidos, otros sucumbieron a la locura total. Los denominados “Anillos Rebeldes” querían ejercer libremente sus poderes, sin necesidad de establecer un vínculo con su portador. Este anillo, es uno de ellos…

Apenas estaba asimilando todo aquello, sonaba realmente loco. ¿Entidades cósmicas?, ¿anillos vivos?, ¿una gran oscuridad? Visto desde otro ángulo todo aquello sonaría como un cliché, pero ahora…se sentía tan real. Sayd me observó con una débil sonrisa:

─Desconozco el porqué este anillo te escogió. Es un misterio incluso para mí. Tal vez fue un error. Tal vez estaba desesperado. No se debe confiar en los anillos rebeldes, pues son capaces de manipular a sus portadores a niveles indescriptibles…

─Bueno, éste en particular no fue malo…hace rato tuvimos nuestras diferencias, pero vaya que me ha sacado de apuros, je, je.

─Pero también por él casi pierdes la vida. Me disculpo por todos estos problemas. El anillo ahora está en mi custodia, así que ya no tendrás que preocuparte por él.

─¡Hey, espera! ─me levanté, asustada─. ¿Cómo voy a volver a casa? Ese anillo me trajo hasta aquí, y sin él no podré volver… ¡además aún tengo muchas preguntas! ¿Qué pasó después con esa oscuridad que mencionaste? Si todo resultó un desastre… ¿entonces perdieron?

─Sofía… ─dijo la guardiana, con seriedad─. Entiendo perfectamente tus temores, y también tus dudas. Ten calma, ya no es problema tuyo, nunca lo fue…nunca debiste encontrarlo, ¿comprendes?

─Pero…

─Y en cuánto a volver a casa, no te preocupes, te ayudaré…

Y en ese momento, Sayd alzó una mano y expulsó un rayo de energía hacia mí. Sentí un dolor punzante a través de mi estómago, un escalofrío, y un ardor que casi me hace vomitar. Temblando miré mi vientre, el cual había sido atravesado por su ataque. La miré con terror, cayendo de rodillas:

─Lamento mucho esto, Sofía. Esto es un inconveniente que me desagrada bastante. Pero…necesito este anillo, y lo necesito en su totalidad. Y la única forma de tener control sobre él, es rompiendo todo vínculo que haya tenido…y eso te incluye a ti.

Comencé a llorar, intenté correr pero me caía presa del dolor. Me arrastré tratando de huir, y miré el estanque por el que discutí con el anillo tiempo atrás. Me acerqué a él, con mis últimas fuerzas. Sentí cómo otro ataque atravesaba mi hombro. Vomité un poco de sangre, y sin más esperanzas, caí en el agua. Lo último que vi fue mi alrededor enrojeciéndose por la sangre que emanaba mi cuerpo, mientras Sayd volaba hacia las alturas del planeta…

. . .

Sayd notó cómo el anillo parpadeó un par de veces dentro de la esfera de energía. Miró por una última vez el estanque con frialdad, no le gustó para nada el tener que haberle hecho eso a Sofía, pero era necesario, por el bien de todos, por el bien de Ganthet. Ella voló hacia el espacio, llevándose el anillo y la linterna de poder.

Mientras tanto Sofía flotaba en el interior del estanque, su cuerpo al estar sumergido no se congelaba al estar expuesto a otro planeta. La vida había abandonado su ser casi por completo, tan así que la sangre de sus heridas se disipó, siendo envuelta por las sombras. Ella no podía moverse, solo observar cómo caía cada vez más en lo profundo del estanque, sin poder evitar que algunos recuerdos llegaran a su mente. En ese momento le pareció ver luces que la rodeaban, destellos de su vida que se presentaban ante ella, susurrándole con su propia voz. Sofía no quería escuchar nada, no quería tener que afrontar eso de nuevo, pero era inevitable, pues solo podía caer más y más hacia la nada, entre esos susurros…susurros…su…

                                                                                                                                  su…

                                                                                                                                    rros…

                                                                                                                 como las veces en

                                                                                                      que discutió con su madre, y

                                                                                                       Sofía solo podía contestar…

                                                                                                                   con violencia…

                                                                                                  otro destello

                                                                                       otro día

                                                        las ocasiones en que

                                                 ella abusaba de la confianza

                                       de sus seres queridos, antiguos amores,

                                                         antiguas parejas,

                                                  tratándolas como títeres…

                                    otra luz

                  algunas lágrimas

        más susurros…

                            cuando Sofía eligió huir,

                     de todo, de los demás, de los problemas,

                                       del cariño,

                         ella prefirió escapar del mundo,

                      a tener que enfrentar sus temores,

                                                  sus verdades…

                                                              recuerdos, heridas…silencios

                                                                                       palabras que jamás fueron dichas…

Sofía sintió en carne propia cómo su piel comenzaba a enfriarse, y su respiración se cortaba. En su cabeza se repetía una sola palabra: perdón. Por todo, por la arrogancia, por el dolor, por el abandono, por todas aquellas veces que sus acciones lastimaron a los demás, Sofía pedía perdón en el único momento donde jamás sería escuchada por nadie…o al menos eso pensaba.

El anillo rebelde volvió a parpadear, con mayor rapidez, y más luces se presentaron frente al cuerpo de Sofía, quien ya no…veía

                                                  a través

                                              de sus ojos…

                                               sino a través

                                                de sus recuerdos…

                                                                            re…

                                                                          cuer…

                                                                           dos…

                                                              reviviendo las veces

                                                   en que ella defendió a su madre

                                                              de malas personas…

                                                                                      las

                                                                                      ocasiones

                                                                                      en que supo

                                                                                     escuchar y ofrecer

                                                                                    una sonrisa

                                                                               las

                                                                     ocasiones

                                                        en que supo

                                                    detenerse

                                                             y reflexionar

                                                                                 cuando a pesar

                                                                                          de todo,

                                                                                        ella recibió ayuda,

                                                                             y aprendió a aceptarla

                                                                 dando un

                                                              paso a la vez,

                                                         para seguir adelante…

Una débil sonrisa cruzó por el rostro casi inerte de Sofía…agradecida por cada buen momento…

Pero de pronto, todos los destellos se apagaron. Ella no podía ver nada, su cuerpo no podía moverse, y sintió algo emerger de las sombras, tratando de llegar a ella. No podía comprender qué estaba pasando, o describir exactamente qué era aquello que se movía hacia ella a través de los recuerdos que la rodeaban. Unas enormes garras de oscuridad la rodearon, indicándole aparentemente su fin…

Sayd observó que el anillo parpadeaba rápidamente. Trató utilizar su energía para mantenerlo bajo control, pero hasta para un Guardián le fue imposible, ¿qué es lo que estaba pasando? Pues no solo el anillo reaccionaba salvajemente, sino que la batería de poder comenzó a brillar a su lado. Antes de que se diera cuenta, la batería explotó en un inmenso destello esmeralda, y el anillo salió propulsado hacia las profundidades del planeta, en busca de una sola cosa.

Y antes de que aquellas garras de tinieblas la reclamaran, una potente explosión de luz alejó la oscuridad, donde el anillo aprovechó para colocarse en la mano de Sofía, haciendo que ella abriera los ojos. Una vez más fue cubierta por la luz de la voluntad, y entre el poderoso tumulto que provocaba esa unión, unas palabras brotaron de ella:

En el día más brillante, En la noche más oscura… ─el aura de energía se extendió a su alrededor, y su cuerpo emergió del estanque─.
¡Ningún mal escapará de mi vista!
─el lugar comenzó a temblar ante el poder que su unión expulsaba─. A todos aquellos que adoran el mal…Cuidado con mi poder…

¡La Luz de la Linterna Verde!

El poder reunido se liberó, y toda la superficie del planeta fue arrasada en una gran explosión en donde solo podía verse la imponente figura de Sofía portando el anillo. Por unos segundos sus ojos brillaron hasta volver a la normalidad unos segundos después. Ella miró a su alrededor, se miró a sí mismo, y finalmente al anillo. No tuvo tiempo de procesar nada pues una gran estela de energía impactó sobre ella, atrapándola ferozmente. Ella alcanzó a ver sobre ella la figura de Sayd, la guardiana del universo, quien intentaba aplastarla con todo su poder.

─Esperaba llevarme el anillo sin mayores complicaciones, pero me parece que es normal para los humanos el causar más problemas.

─¡Me quisiste matar, hija de la chingada!

─Lo que quise fue evitarte un destino más doloroso. No tienes idea de los peligros que implican el llevar ese anillo, el peligro que significa no solo para ti, sino para todo tu universo.

─Y acabar conmigo resolverá todo, ¿no? No sé a qué te refieres, pero algo me dice que estás tomando el camino más fácil, ¡pero para ti! Pues lo siento mucho, ¡yo quiero vivir! ¡Queremos vivir! ─dice Sofía, refiriéndose a ella y el anillo.

─…Que así sea. Quise hacer las cosas fáciles para ti, pero ya no más…ahora haré lo que tengo que hacer.

Sofía sintió cómo la energía de la guardiana comenzó a cerrarse a su alrededor, apretándola con fuerza. Intentó resistirse para no terminar aplastada. Ambas se miraron, Sofía vio en los ojos de Sayd un genuino intento por matarla, pensó que sería su fin, pero entonces notó que un líquido salía de la boca de la guardiana, ¿qué era aquello?

Eso es sangre, Sofía… respondió el anillo, como leyendo su mente. Sofía se sorprendió al volver a escuchar aquella voz profunda─. La explosión provocó que algunos fragmentos de la batería se clavaran en ella, está herida, y debemos aprovecharlo. Tenemos que salir de aquí y golpear con todo lo que tenemos. Podemos hacerlo, pero solo si tú estás dispuesta.

─…Lo estoy…démosle algo para que nos recuerde…

Sofía respiró hondo un momento y se concentró. Inmediatamente pudo sentir cómo la energía fluía a través de ella, lo que le permitió repeler la fuerza de Sayd a su alrededor. Una vez que destruyeron el agarre de la guardiana, Sofía apuntó con su anillo hasta ella y descargó todo en su contra. Un grito enorme fue seguido de una explosión titánica que Sayd no pudo esquivar debido a sus heridas, un rayo gigantesco que cruzó el espacio exterior durante varios segundos. Sofía entonces miró a su alrededor, sin encontrar nada. Al parecer habían ganado, por el momento:

Tenemos que irnos, Sofía…ese ataque la habrá herido aún más, pero podría volver, hay que moverse. ─Sofía aún miraba a su alrededor, cautelosa. Aún no podía creer nada de lo que estaba ocurriendo, y el anillo lo notó…Sofía…el contacto con la guardiana, pudo desbloquear algunas memorias dentro de mí. Hay mucho que debo contarte, algunas cosas que tienen que hacerse…y no puedo hacerlas solo. Te necesito…

─Volvamos a casa…primero volvamos, y luego veremos, ¿ok? Solo…llévame a casa.

Entonces emprendieron el vuelo hacia la tierra. Sofía podía ver con mayor claridad las cosas, aunque aún no las creía completamente, como el espacio, y las estrellas alrededor. Estiró la mano, y apenas podía sentir el flujo al volar, algo que le pareció impresionante, y aterrador a la vez. Aún había tantas cosas que no comprendía, pero decidió sonreír, porque aunque era extraño, pudo sentir algo que la hacía sentir segura. Miró hacia el anillo, y sonrió aún más. “Al menos no estoy sola en esto”, pensó para así, dejándose guiar por las profundidades del espacio.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS