En días como estos, me gusta escribir para hacer feliz a las neuronas; en esté caso a las tuyas. Siento que un abrazo puede permanecer mientras las letras existan y el papel no muera. Y hacer sempiterno el recuerdo que roba una sonrisa cada vez que leas el texto que te escribo. Liberando endorfina, dopamina y serotonina; permitiendo que cada vez que deses escuchar mi voz, te espere el pliego para contarte lo mucho que te quiero. Que correré toda la esfera del globo terráqueo si me necesitas. Estaré para escucharte en silencio y en días de fandango por tus victorias.
En días como estos, me gusta ver el cielo marcado en tus ojos. Observar el mundo entero como lo haces. Correr tomados de la mano hasta el final de nuestros días. Y la acetilcolina que envía el mensaje en la cercanía.
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