Lienzo en blanco

Y no me refiero tan solo a esta sola hoja que abrí solo para dejar de pensarte y poder avanzar.

Si no también a mi corazón y a mi

Cuando pensé que por fin dejaba de sacar lados “positivos” de tu accionar y de ti, sigo haciéndolo.

Porque al fin y al cabo el dejarme de una día para otro me hizo abrir los ojos, como si estuviera en mar abierto y tuviera que nadar y aprender a la fuerza.

Primero pensé que me ahogaría, que moriría entre tanto llanto, tantas ilusiones y sueños rotos, noches sin dormir y sin saber qué hacer, lo único que veía era un maldito icono en todas las plataformas por donde antes nos mandamos frases de amor, memes y cojudez y media que al menos yo creía real.

Luego supe flotar, empecé a leer libros a informarme y darme cuenta que no era mi culpa. Porque sí, me sentí culpable muchísimo tiempo, culpable de creerme tus mentiras, de sentirme usada cuando habiéndote contado que todas las acciones que tu estabas haciendo, anteriormente me habían destrozado, de confiarte cosas creyendo que eras alguien de valor o al menos podías tener valentía de conversar.

Culpable de confiar.

Pero me enamore y como siempre te decía, nunca me voy si antes hacer y decir lo que siento y quiero. Y la persona demuestra realmente quien es por cómo se va, no por cómo llega a tu vida.

Me di cuenta que ambos tuvimos errores, pero mi intención nunca fue hacerte daño, siempre fui clara y sincera, siempre di la cara y valiente. Cosa que no pudiste hacer en su momento y entiendo, porque no todas las personas están preparadas emocionalmente para una relación ni lo que conlleva.

Ahí empecé a nadar, poquito a poquito.

Te perdone, así nunca hayamos hablado. Lo que hiciste o dejaste de hacer y el daño que pase me enseño a no depender emocionalmente de otra persona, que si esta hoy y no mañana, mi mundo no podía parar ni desmoronarse y te agradecí.

Pedí que estés mejor y que encuentres la paz y la tranquilidad emocional para poder manejar de mejor manera tus futuras relaciones interpersonales, porque también me confesaste muchas cosas y sé lo que pasaste.

Y me dedique a mejorar yo.

Ahora no nado profesionalmente, a veces me ayudo de bollas, de tablas, que han sido muchas veces amigos con quienes he podido pasar momentos de alegría, más no de dependencia.

Mis tablas y bollas ahora soy yo misma, la lectura, la meditación, el ejercicio, la música y el escribir, intentando descubrir como me siento y cómo voy mejorando. Y lo comparto con mis amigas, celebrando el avance.

Te pienso repentinamente, porque no voy a negar que seria cómodo tener una conversación para cerrar ese capítulo, muy aparte de que te quiero y aunque me encantaría que nuestras vidas de unan en algún momento nuevamente, aun me cabe duda si sería lo correcto.

Extraño las risas entre cerveza, playa y rock.

Momentos más que a ti, pues la versión que tengo de ti, fue la que “quisiste mostrar”, no la que eras en realidad.

Te mando amor y fuerza.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS