¿Estás bien?

¿Estoy realmente bien después de todo?

Si crees estar bien, lo estás, pero te sigues perdiendo en el abismo profundo del pensamiento que nunca tuviste; lo tienes y no lo tomaste. ¿Llegarás a estar realmente bien? Lo sé, lo sabes, eres yo, y no eres nadie y no soy tú.

Sabes que no estás bien, ¿por qué te mostras ante la gente de esa manera con tan poca vergüenza intentando ocultar tus sentimientos? No eres así, créeme, todos lo notan, sabes que lo notan. Escuchas lo que dejaste de escuchar solo para recordar los días de una manera diferente. ¿Eso realmente hace un cambio?

Todo llega a tener tantas preguntas con miles de respuestas con una existencia perdida que aún no hallas.

DEJA DE MENTIRTE.

No puedes mentirte a tí mismo, ¿cómo piensas mentirle a los demás?, te reprimes tanto que lo más mínimo cuando te intenta quebrar se nota cuando te afecta aunque intentes disimular desvanecidamente, descaradamente que estás bien, no te mientas, no estás bien.

El sol extrañará a la luna, la única muestra de amor. Afrodita es nuestra distancia, y Zeus lo necesito.

REZO.

Me dan miedo las noches,
me da miedo recordar,
me pavoriza que suceda lo de anoche,
que intente todo, y llegue a recordar.

La luna no la he visto.
El invierno, el verano,
el día y la noche, es lo mismo
¿aún recuerdas el abismo?
(Sigues ahí.)

Las llamas del sol,
incendiaron las cortinas de luna,
el sol empieza a rezar,
para que luna no se quede
sin tu ángel allá atrás.

Hablando contigo(migo).

-Después de todo, ¿qué más hiciste?, ¿hiciste lo suficiente?, no hiciste realmente nada, eres así, ¿dejarás de ser así? No lo creo.
+¿Realmente está transcurriendo tanto por mi mente en este momento?
-Sí.
+…
-¿Qué quieres?
+Lo Sabes.
-No lo tendrás.
+¿Dejo de llorar?
-Mi niño, ¿quién te dijo que llorar es malo? Ella lo sabe, él lo ocultó. No te seques, está bien, estás bien, estamos bien.
+Gracias.
-¿Hace cuánto no llorabas?
+No recuerdo…

Sé que lo has pensado.

¿TIENES EL VALOR?

Lo has pensado,
es la sencilleza,
¿ese pensamiento,
te ha pesado?

La luz no la ves,
ni siquiera el sol,
la sal no sala esta vez,
tal vez el alcohol.

-¿Dolerá?
Más duele seguir así.
-¿Callará?
No parará allí.

Y entonces, tomarás como último evento, la libertad del alma y volveras al principio. Cantarás en las cantatas, serás de esos que resiven, y yo seré el que despide.

REQUIEM GRATIARUM.

¿Recuerdas?, ¿recuerdas el día que me preguntaste por qué te repetía tan embriagadamente las gracias?

“Gratias tibi pro vita, gratias ago tibi, quia me vis vivere”.

Esplendida, magnífica, y exuverante forma de crear un portal con tus ojos que me teletransporta hacia donde quiero estar, donde nunca supe, donde nunca estuve, donde quiero estar. Extraño estar ahí, si es que lo estuve.

No lo tomes a mal, nunca supe cómo estar ahí (nunca estuve antes), me siento naufrago en un lugar donde permanezco, pero donde no me encuentro. Estoy en medio del mar, y curiosamente entre tanta agua me da miedo morir de sed.

Quiero escaparme, como escapaba antes. Quiero perderme, para encontrarme, aunque nunca me hallé. Tú me hallaste, antes que me descubriera a mí mismo, el problema es que nunca me contaste como lo lograste.

Ahora si me vuelves a buscar me encontrarás recidiendo en las letras que no funcionan para deshacer cada célula tuya para traerte de vuelta. Gracias.