Las dos puertas
Estoy en el observatorio de mi colegio. Miro mis manos y están temblando sin parar. No me gusta este lugar, siento que me están observando. Me giro hacia la puerta de entrada abierta, la cierro y salgo corriendo hacia las escaleras. Mi corazón late con fuerza y estoy comenzando a sudar. Escucho la puerta abrirse, me voy al rincón de la estancia. Hay un espejo, me acerco, lo toco y la noche ataca de repente. Ahora veo toda la sala, y observo a una persona entrar, pero al parecer… no me ve.
Mi cabeza da vueltas sin parar, ¿Qué es esto? Todo da vueltas y me estoy mareando. Sin darme cuenta, estoy sobre un suelo blanco, el olor es extraordinario, y el sonido de la fauna es precioso. Me levanto mientras voy recorriendo el lugar con la mirada, hasta que me fijo en un objeto a escasos centímetros de distancia de mi. No puedo evitar sentirme atraída hacia el, es bastante más alto que yo. Cuando estoy lo suficientemente cerca para tocarlo, estiro el brazo para alcanzarlo.
Un cristal con bordes dorados se ilumina dejándome ver mi reflejo, no tengo la misma ropa de hace unos momentos, y mi cabello…¿¡está como una zanahoria!?
Empiezo a visualizar algo más… la sala del observatorio, el hombre es… ¿horripilante? No sé, me da a la vez una sensación de dolor pero también de familiaridad. Achino mis ojos para enfocarme más en la persona, cuando de repente, una parte del espejo se agrieta, me sobresalto y me echo para atrás, mientras la grieta se esparce con velocidad, segundos después veo claramente como el espejo se mete entre el suelo y la nieve.
Un zorro que está a mi lado mira hacia arriba buscando mi mirada, que interesante, le miró enseguida, mueve su cola y se mete entre el bosque escarchado.
Llevo mi mano hacia mi espalda, pero no tengo mi bolso, me hace sentir un cosquilleo no muy agradable en el estómago. Este bosque es magnífico, nunca había estado en un lugar así, me asusta entrar, cualquier cosa podría pasar dentro, por lo menos eso estimo por las películas que he visto.
Me acerco y me adapto con familiaridad, no es que me cueste encaminarme en la naturaleza. Sobre la nieve están las patitas de aquel zorro, las sigo hasta que me encuentra una cueva. En la entrada veo mi bolso, voy corriendo hacia el y lo agarro con rapidez, me siento aliviada. Para mi desagrado, mi ojo izquierdo empieza a temblarme, no otra vez, giro hacia mi espalda rápidamente, no me gusta esto…
Entro en la cueva y voy iluminando con mi teléfono, sigo el camino hasta el final, hay dos puertas. Una es de madera con enredaderas, veo que en algunas partes tienen espinas, la otra, es de color oscuro y no estoy segura de que material es. Me acerco a la 1ra y asomo al ojo por un pequeño orificio. Siento un escalofrío helado recorrerme por toda la columna, de repente me siento nostálgica, detesto este sentimiento. Vuelvo a asomarme para ver lo que me esperaría si cruzo esa puerta. Veo a una persona que fue muy importante en mi vida, que tenía mucha esperanza de que volviera a mi. En esta puerta, yo estoy con la persona. Me alejo y me asomo a la siguiente. Solo hay oscuridad, y entre ella el símbolo de un corazón rojo, como con una armadura negra, no se muy bien como interpretarlo, pero sin duda tendrá una consecuencia la puerta que escoja.
Entro en la negra, y la incertidumbre me inunda, me quedo expectante y en un abrir y cerrar de ojos aparece aquel espejo refinado, invitándome sin posibilidad de rechazo, a enfrentar lo que he temido durante todo este tiempo.
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