¡La madre que me parió!

¡La madre que me parió!

Kristel

30/05/2023

¡La madre que me parió!

¿Puras cuestiones se forma mi mente al tenerte de frente?

¿Puro recuerdo inútil tengo de tu venida a esta tierra vanal?

Ya no tengo nada bueno en esta vida si no la compañía de una pequeña luz en mi cabeza, que me dice que resista, y yo cruelmente pienso en ya no despertar contigo ahí.

Intento resistir a crueles hazañas, intento soportar cada hecho que cual daga me daña, me ha abierto cada entraña el puñal de tus palabras, haciéndome llorar cada suspiro que guardo en el alma.

Que te perdone dice tu boca, que te perdona mi gastado corazón, pero no cambia el alma tuya, oh madre, nunca cambia, pues fue tu mano la que en la pared me azotó, fueron tus dedos que me acariciaban la nariz recién nacida, los dedos que doblaban con tenacidad ardiente mis orejas, haciéndome entender que mi existencia, no es más que un saco al cual golpear.

Que te perdone dice tu boca, que te perdona mi cansado corazón, los brazos fornido tuyos que me abrazaron al nacer, son los mismos que me azotaron los muslos hasta enrojecer; los brazos tuyos ya cansados en las tres décadas de trabajo que dedicaste, nunca fueron para tocar mi cabello y decir: ¡que bien, lo lograste! Ya no concibo más al amor y es por eso que el terror de abrir mi matriz a una vida se ha cerrado, pues no quiero deshacer la inocencia en la niñez, de un ser al que no quisiese traer. (Como a veces creo que soy)

La pequeña lucecita en mi pecho me dice que apague el intenso fuego que incendia cada parte de mí, me dice que me consume más la venganza, que me está haciendo cenizas el seguir contigo aquí. Y sé que es cierto lo que me susurra mi corazón ya desmembrado, me gotea la frente por el interno hervor, hervor que rompe al alba, que trasciende hasta la noche de hoy.

Ya se han cansado de escribir estas inútiles manos, temas que no tienen dirección, porque me haces cada vez más un veneno inmortalizado, porque ya los golpes no son nada, ya no hay ni puños ni cachetadas, ya no es un moretón en mi brazo ni un dedo luxado los que me hacen llorar. Fui victima de tus despechos en la vida, no soy nadie ya para seguir recibiendo, ahora soy yo la que responderá dando, dando tal vez un último paso para no volverte a ver, en mi casa se harán mis reglas, la voz que reinará será la mía, bajo mi techo harás, oh madre… lo que yo diga.

-Kristel.

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