Te aseguro que traté de ser como querían.
Traté de entender, de creer, de cambiar como lo pedían.
Te aseguro que intenté no perderme en el silencio.
Dejé de lado mis extrañas ideas tal como lo exigían.
Traté, de verdad que lo hice.
Traté de ser como querían.
Ha pasado mucho tiempo y finalmente entendí
que los que quisieron ser mis dueños
me convencieron de dejar a un lado mis sueños.
Ahora todo es claro, no necesitaba entrar a tus templos
ni ponerme de rodilla ofreciendo mi mejilla.
No era necesario creer sin preguntas profundas.
Y no era virtud trabajar como perro cumpliendo horarios
ni convertirme en esclavo del despertador y del salario.
Ahora todo esto es pasado.
Soy como quiero, el dueño de mis sueños
Ya no cargo culpas
Ni creo en santones alados
He vuelto a la lectura
A mi música y a mis locuras.
Hoy camino por el atardecer con rumbo desconocido
alejándome cada vez más
de una multitud tan indiferente
como mis propios pasos.
De vez en cuando entro en un bar.
Un viejo libro bajo el brazo
y un perro callejero han seguido mis pasos.
Es verdad que estoy solo y debo reconocer que a veces te extraño,
Pero eso es pasado.
Después de algunos años acepté lo que intentaba negar:
“nada importa” solo soy un perro de paja.
Aunque si lo pienso bien, creo que siempre lo supe.
Ahora estoy donde quiero estar, acostado en un lecho de hojas secas
mirando las estrellas.
Es todo lo que necesito.
Ya no le temo a mi oscuridad y eso hace que todo sea más fácil.
A veces mis demonios se sientan junto a mí
y disfrutamos de una pequeña charla alrededor de una hoguera.
He aprendido a conocerlos y a veces hasta los he visto sonreír.
Me han pedido que nos quedemos a esperar un nuevo amanecer,
y que disfrutemos los rayos del sol matutino.
Creo que esta vez tienen razón, y aunque ya no late mi corazón
quizás me quede… un poco más.
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