Para hacerme el amorme destripás.Me hablás de mi hijo.Aflojás el corazón y el pulmón izquierdo.De mi hija, los quitás y los apartás dejándolos caer al lado de tu sofá.Me hablás de mi madre.Ponés el bisturí en el lóbulo derecho de mi cerebro.De mi padre, en el izquierdoy en el estómago.Sacudís en pequeños movimientos circulareshasta que los quitás y los dejás caeral otro lado de tu sofá a rayas.Después le llega el turno a mi carrera de letras.Por qué no la terminé?Me removés los ojos, las vías respiratorias y la lenguahasta quitarlospara depositarlos en tu alfombracolor cremaDe mi ex marido.Agarrás el intestinolo desenredás como la línea de una caña de pescacuyo reel se ha trabado en el aire, antes de llegar a la marLo desenredás y lo ponés todo frente a mis ojos.Me obligás a olfateartoda la extensión de mi intestino delgado y grueso.De mis amores pasadosHacés una incisión a lo largo de todo mi cuerpoy me vas descubriendo lentamente de mi piel desgrasadade mis músculos firmes y chiquitosSeguís amontonando órganoscon tus propias manosBajás el mentón para agarrarlo todoY olisquearlo, como una leona hambrientaAgazapada, mirando a un lado y otroLlevás el botín vivo, tibio, a tu cama.Lamés el intestino.Besás el cerebroTu lengua juguetea con mi lengua solitaria y suelta¡Qué esfuerzo amoroso ha de ser recomponer ese cuerpo!en vez de tragarloRecomponerlo Con cada besoCada caricia¡Qué precisión tienen las yemas de tus dedos blancos¡Cuando estoy armada toda otra vezY empiezo a despertarSiento tus espasmosTu respiración agitadaTu alientoMe apretás muy fuerte, más fuerte aun, para ensamblar todas las partes.Te quedás a mi ladoCuidás mi convalecencia Me besás suavemente en las mejillasy en la comisura de los labiosy tu rugido se vuelve más suave, aliviadoy se va alejando por la jungla y la nieblaCuando vuelven los signos vitalesMe preparás el desayunoY me das el alta

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