Lo que ha dejado tu ausencia

Era una mañana diferente, tu rostro lo dijo todo, lo vi en tus ojos, no querías irte, pero Dios te permitió la despedida; sin decir nada, lo dijiste todo.

Te disculpaste por no poder llevarme a la escuela como todas las mañanas, y vi en ti, una profunda tristeza ¿que seria de mi vida sin ti? y ¿sabes? no solo yo sentí tu ausencia:

¿Recuerdas a las palomas que alimentabas todas las mañanas? ya no están más por la casa, se fueron, y con ellas, cada uno de tus hijos se fue desvaneciendo; todos tomando su camino, lejos de casa, con sus propias familias y sus propias ideas.

¿Recuerdas los árboles que sembraste? ¿esos arboles robustos y gigantes que daban frutos y sombra a todo el que fuere a tu casa? ya no están, se han ido muriendo, pues no hubo nadie mejor que tú para cuidarles.

La casa ha perdido mi interés, no hay nada en ella que me atraiga, es más me atrevo a decir que ya no es tu casa, pues tu energía se fue diluyendo con ella.

Mi vida se hizo pedazos con tu ausencia, dolió por mucho tiempo la falta de un consejo, de un abrazo, de tu voz rondando el patio de mi casa; de las miles de piedras que lanzabas al techo para despertarme los domingos y que saliera a verte sonreir.

Hay cosas que nunca dejaré de extrañar de ti, como tu sola presencia. lo único que tengo de ti, es tu hermoso recuerdo y eso es invaluable. Nadie en el mundo me enseñó mejor que tu, que la vida es una y hay que vivirla siendo la mejor persona posible.

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