Nunca dejo de compartir el día
contigo.
Cuando el sol ocupa el cemento de la
ciudad puedo imaginar tus ojos.
No su forma o su color; su
expresión. Como se entornan y brillan.
Recuerdo su brillo. Más tu risa.
¿Ríes?. Digo, ¿te hacen reír?,
¿alguien conoce el truco para lograr la magia?.
Si llega el frío se me ocurre
pensar si estás abrigada.
¿Estarán tus manos alrededor de
una taza caliente?,
así, recuerdo tus dedos y como
ellos cabían en mi palma.
¿Cuándo fue que dejamos de jugar?.
¿Miras la luna?,
Cuando llega la noche; en cambio,
me duele pensar si duermes, más, si
no lo haces.
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