Era una noche oscura y tormentosa cuando Carla decidió explorar la mansión abandonada en el bosque. A pesar de las advertencias de sus amigos, ella estaba decidida a desentrañar el misterio detrás de la leyenda de la mansión encantada.

Mientras caminaba por los pasillos polvorientos y oscuros, Carla sintió una presencia maligna acechando en la oscuridad. Su corazón latía con fuerza y su mente estaba llena de temor y pánico.

De repente, un grito agudo resonó en toda la casa. Carla corrió hacia el origen del sonido y encontró a una joven atrapada en una trampa de oso. Aunque intentó ayudarla, la joven ya estaba demasiado débil para liberarse y murió en los brazos de Carla.

En ese momento, Carla se dio cuenta de que todo era una ilusión y de que no estaba sola en la mansión. Un espíritu malévolo y vengativo la había estado observando todo el tiempo y había creado la ilusión de la joven en la trampa, para atraerla allí.

Carla corrió hacia la salida, pero el espíritu la persiguió hasta el final. Finalmente, cuando llegó a la puerta de salida, se dio cuenta de que estaba atrapada. El espíritu la había engañado y había cerrado todas las puertas y ventanas.

Carla se quedó atrapada en la mansión encantada para siempre, condenada a vagar por los pasillos oscuros y polvorientos en busca de una salida que nunca encontraría.

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