Hay una libertad afuera que me hace sentir tan prisionera por dentro.
Aferrada a mi propia mente,
me siento cautiva de mí misma,
mientras afuera el mundo se extiende
en una libertad que me lastima.
El sol brillante en el cielo azul,
parece burlarse de mi ansiedad,
las aves vuelan libremente,
mientras me ahogo en soledad.
La ciudad es un laberinto
donde me pierdo entre la multitud,
y aunque busco un escape distinto,
me siento atrapada en mi propia inquietud.
Las cadenas invisibles me atan,
y me mantienen encerrada,
en una cárcel que yo misma he creado con el intento de protegerme, y de la que no puedo escapar.
Las llaves están en mis pálidas manos,
pero el miedo paraliza,
y prefiere seguir en el encierro,
entre las sombras y las heridas.
La libertad es un sueño,
que parece inalcanzable,
mientras mi alma se desgarra,
en un dolor inconsolable.
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