Primer día de clases

Suele pasar en la vida que te sientes perdido, el agotador velo de la ciudad, los ruidos, los gritos, las emociones pueden abrumarte, respiras un aire tóxico, respiras sudor de siluetas bruscas, de rencores ocultos, miradas juzgadoras, balazos a las 6 de la mañana, observas a tu hijo y ves como el nuevo futuro es más gris que arcoíris. Sueles pensar en sus próximas  batallas, como crece y no puedes ocultarle lo que no está bien el mundo, tú lo viviste, sabes cuando los niños son crueles, como te hacían bullying en el colegio, recuerdas el yogur en tu cabeza y cuando la profesora misma te hizo bullying, tienes miedo que él viva lo mismo, un volcán de dudas, de dejarlo libre, de que se encuentre que el mundo que le muestras no es tan maravilloso afuera, en las penas que recuerdas de pequeño, en los llantos debajo de las sabanas y la frustración de no poder defenderte, no te enseñaron de esa forma, no te criaron de esa forma.

Lo llevas a la escuela, te despides de él con un beso, lo ves caminar hacia la clase, da media vuelta y le tiras un beso. Próximo paso aprender. Te encuentras en dudas, te perturba que no puedas cuidarlo siempre, allí está un pollito. Rememoras la mano blanda que aprieta la cobija, la mano que aprieta fuerte, que retiene, te dan un soplo de alegría, te disparan rayos láser, proyectiles imaginarios, te cuentan cuentos en un segundo, se retienen de sus enojos, te sale con locuras, no sabe lo que es el silencio, a veces te preguntas si él llegara a ser como tú, tranquilo, pero también te da miedo que sea como tú.

Lo vas a buscar en la tarde, de nuevo ves esa sonrisa, de nuevo recuerdas por qué vale la pena mostrarle un mundo bello, le ves la mirada inocente, y descubres un universo detrás de esos ojos, encuentras disparates debajo de la cama y pesadillas nocturnas en la noche, pataletas sin sentido, tu infancia, tu gracia, aprendes a calmarlo y aprendes a adorarlo.

Ves un futuro, ves tu amigo de infancia, de risas, te acongoja idea que se vaya y pierdas la parte más grande de ti, pero va a pasar, te vas a equivocar y lo volverás a intentar, él se perderá y dejarás que eso pase, porque jamás ha sido sobre lo que tú le das a él, siempre será lo que él te dé a ti.