Los recuerdos me invaden y la nostalgia llega a mi como una vieja amiga, trayendo con ella las más feroces historias.
Hace años que vivo del tormento, de promesas falsas ya viejas por el tiempo, esperando a ser cumplidas, marchitas por la espera y olvidadas con el tiempo.
Me siento así, cual barco de papel, movida por la marea, tan a su merced, tan a su voluntad, soy incapaz de dirigirme yo sola. No sé en qué momento fue en el que me perdí, no sé en qué momento deje de ver mi reflejo por las mañanas en el espejo… Dejé de ser yo… en ¿qué momento permití que las personas tomarán lo mejor de mí y lo conviertan en este cascarón vacío y manchado?. No sé en qué momento los sueños se convirtieron en mi mayor tormento.
Basta… suficiente de lamentar las decisiones tomadas en el pasado. Es momento de reinventarme , la flor no llega a brotar sin un poco de tempestad, es hora de dejar de ver el vaso medio vacío y comenzarlo a verlo medio lleno y seguir llenándolo poco a poco, con nuevos recuerdos, con nuevos sueños.
Miremos la Luna lejos de su gran amor y aún así brilla con hermosura.
El mar se a puesto en calma y la marea ya ha bajado y ese sentimiento de va y ven a cesado, mis pies han tocado arena y por primera vez saben a dónde dirigirse… A mi presente.
Autor: Ana Belén González Valencia
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