ímpetu incontrolable

Siempre he pensado que estar enamorado se corresponde con que esa persona en la que piensas al despertar y esa a la que recuerdas antes de quedar dormido terminen por coincidir.

Eso mismo me está sucediendo desde que nos conocimos. ¿O será mi ímpetu por enamorarme, queriendo romantizar mi vida como consecuencia de la ausencia del amor en ella? No estoy muy seguro, aunque tampoco me importa. Prefiero dejarme llevar.

Tampoco paro de darle vueltas a la cabeza imaginando cómo te irá en tu día a día, en qué pensarás, a quién amarás… Y es que apenas sé de ti, más allá de cuánto se sonrojaron mis mejillas al dirigirte la palabra. Apenas pude aguantar unos segundos la mirada, hasta perderme en tu pelo, recogido de esa manera tan desordenada y peculiar, que me mantuvo envuelto, cautivándome desde un primer momento. 

Tu forma de vestir era única, lo que me permitió reconocerte al instante cuando coincidimos en la parada de metro. Quizá se debiera a casualidades de la vida. O quizá aquel día estaba predestinado a cambiar de ruta, optando por una a la que no solía estar acostumbrado, con el fin de acabar encontrándote. 

No sé si fue suerte o si fue azar. Tan sólo sé que te escribo antes de ir a dormir y que, muy probablemente, también lo haga al despertar.