Cubriendo vacantes

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AyA Campobasso

03/04/2023

Dios no quiere a todos, a mí no me quiere. Si me quisiera, yo no estaría acá, estaría en la canchita del barrio haciéndole goles a Jorgito. A él, Dios sí lo quiere, a mí no. Si me quisiera estaría en el colegio, justo este año que descubrí que las nenas son lindas, justo este año que me tocó sentarme con Beti, y sabe, Betiana es la más linda del grado. Somos amigos desde jardín, pero recién este año me di cuenta de que es linda.

No, Dios no nos quiere a todos, a mí no me quiere. Antes tal vez me quiso y después dejó de quererme. La primera vez que entré acá, pensé mucho, porque siempre fui de pensar mucho. Entonces creí que Dios me iba a ayudar, que estaba acá por alguna razón importante, porque usted dijo una vez en la misa que Dios nos pone a prueba para que salgamos fortalecidos. Dijo fortalecidos, yo me acuerdo porque esa palabra me quedó grabada, y la recordé cuando entré la primera vez. Entonces me dije que Dios me iba a ayudar, me iba a cuidar y yo iba a salir más fuerte. También recordé que el Padre Tobías siempre dice que Dios pone a sus mejores fieles como ejemplo. Entonces pensé que Dios me estaba poniendo de ejemplo. ¿Pero qué ejemplo soy ahora, Padre?

Ahora, pensé que Dios me estaba castigando o que estaba castigando a mis padres. ¿Pero qué podríamos haber hecho yo o mis papás que merecieran este castigo? Pensé mucho y, habiendo tanta mala gente que hace cosas realmente muy malas y se mueren de viejos, pateando la pelota hasta cansarse. No, Dios no me estaba castigando, ni castigando a mis papás. ¿Sabe por qué, Padre Juan? A dios no le importa la justicia. Si le importara, el mundo no estaría como está, ¿no le parece, Padre Juan? No, Dios no me quiere. Tal vez no quiere a nadie, ni a mí, ni a Jorgito, ni a usted, ni a nadie. O Dios no me quiere, o a Dios no le importamos y solo estamos rodeados de buena o mala suerte, y a mí me tocó la peor de las suertes.

Sabe, Padre, me mienten. Me dicen que va a ser como la otra vez, pero yo sé que no. No llore, Padre. Usted es solo un empleado, como esa señora sentada ahí, que espera.

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