“No eres tu, soy yo”, fue lo que siempre escuche y siendo sinceros, jamás entendí porque. ¿por qué no interrumpí aquella discusión? Solo estaba ahí observando cómo la relación se fragmentaba y de la nada, inexplicablemente terminaba. Yo fui el viento pasajero que se llevó el recuerdo fantasmal de un último abrazo consumido en un mal término que no encontró la neutralidad, pues se fue a por el negativo que inevitablemente terminó en su hogar al final de la colina, en picada.
El tiempo pasa y mi piel no ha dejado de arrugarse, está peor que el papel, pero mi recuerdo de ti sigue intacto, te recuerdo como si hubiese sido ayer el día en que tu suspiro rebozo mi pecho, tan cálido y a veces amargo como el café de todas mis mañanas. Te recuerdo como si hace un minuto te hubiera conocido y tu sonrisa espléndida hubiera iluminado mi camino, más que la luna en las noches. Afortunado soy de que esta degeneración aún no se haya llevado el aroma de tu piel a ese perfume que tanto me gustaba, el sonido de tu voz con el que todos los días calmabas mi ansiedad, pues me era muy difícil pensar en algo que no fuera el sabor tus labios, el idioma de tus gestos, las súplicas en forma de mirada con la que siempre terminaba convencido de hacer lo que tu quisieras.
Fuiste paz, la estrella que siempre estuve esperando, pero fue tan fugaz como el deseo que nunca pude pedir. Eras mi carta comodín con la que siempre ganaba al póquer, aunque por alguna extraña razón cuando jugaba contra ti siempre terminaba perdiendo. Si supieras que en este momento una lágrima recorre mi rostro, con una caricia hubieras calmado la fuente o con una sola palabra me hubieras dado tan solo un motivo para sonreír, para salir de este vaso en el que me estoy ahogando, pero quiero que sepas que sin ti mi yate no es más un kayak flotando en los confines del océano de arrepentimientos y dudas en el que estoy naufragando. Espero ahogarme rápido, porque sin ti “gravedad insólita”, orbito las tinieblas. Sin ti “alma misteriosa y solitaria”, solo soy yo contra las leyes de Newton y otros tantos astros que hace tanto tiempo implosionaron.
Si mi cuerpo aún no yace bajo cuatro metros, es porque tu luz me dejó perplejo y junto a ti un año tuvo 365 días diferentes y aquella novela que escribimos juntos, ¿la recuerdas? nuestra novela, la que siempre tuvo una secuela con algo extra que nos diferenciaba de todo el resto de posiciones en el agonizante tablero de ajedrez, es lo que hoy me motiva a pintar en lienzo estas palabras, tratando de encontrar la pieza faltante, la jugada perfecta para el tan esperado “jaque mate” o tu anhelado checkmate y el museo de artes, las tantas victorias.
No me iré sin que la obra esté terminada. No me gustaría que te llevarás una decepción el día de nuestro encuentro, solo espero que sea pronto, para escuchar la melodía de tus cuerdas vocales, besar tu cuello y sentir la suavidad de tus manos en sintonía con las mías mi amada. Quiero desnudarte el alma y ser lo que en vida para ti no pude ser, quiero recorrer cada milímetro de tu cuerpo, de tu cabello, de ti, de lo que quieres, de lo que anhelas. Solo dame el placer de ser ese alguien.
El momento ha llegado y posiblemente sea el último apartado que escriba, quiero contarte todo ahora que es posible y decirte que tengo miedo. Tengo miedo y la incertidumbre es tan arraigada como las costumbres. Me siento como cuando nos dimos el primer pico al lado de nuestros padres y todo el ambiente se congeló. Me siento raro y a la espera de lo que pueda pasar, como cuando caminamos juntos de la mano en medio de tantas personas viéndonos, con la diferencia de que quien concluye esta historia está a minutos de su muerte acompañado del silencio en verano ad portas de navidades. Espero no sea demasiado tarde. Pondré todo sobre la mesita de noche, mi corbata, mi chaqueta, el lápiz ya casi con ausencia de grafito y finalmente el anillo que nunca llegó a tu corazón. La copa ya está vacía, el teléfono descolgado y el reloj apunta la media noche. Recostado en el espaldar de mi cama con el último respiro en mis pulmones, “a tu lado mi tiempo se multiplica, gracias… te veo pronto querida, te encontrare” -exhala-.
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