
Mísera e indiscreta benevolencia,
La que se asoma y desea ser bendecida,
A la voz de un chelo que parte mis costillas
Retumba en las entrañas, encoge mis piernas
Y se traga el corazón vivo.
Se mueve como lagarto en luna llena
Y cuando escucha mi canto
Se torna luz de media noche,
Agazapada en una esquina
Se tira al suelo y finge estar muerta de vida.
Come canela Y pimienta
Le gusta el agua de lluvia,
No lo culpo…
Se embelesa con la luz de las velas
Lo contiene un delgado pabilo de recuerdos
Y Junto a él se escriben los más oscuros poemas
Con la faros a media luz
Así nacen los escarabajos de oro.
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