Es de noche.

Me entregue y con eso te di mi tiempo, mi corazón, mi cuerpo, mis secretos, mis emociones, mis días, mis noches, te compartí mi lugar seguro con el deseo de que ahora fuera el tuyo.
Después de ti me ahogue en recuerdos y mis gustos se volvieron memorias que ahora dolían tanto como si estuviera enferma, mis noches se volvieron ansiosas esperando que el sol apareciera e iluminara cada parte oscura, mis días eran vacíos y a la vez esperanzadores de algo… de ti, de un mensaje equivocado, de ti buscando refugio, de ti pidiéndome arreglar lo que yo estaba cuidando en tu ausencia.
Te conocí y con eso me perdí en más de una forma, porque ahora no sabía que era lo que seguía para mí porque extrañaba entrelazar mis dedos entre los tuyos, extrañaba juntar mis labios tímidamente a ti para después dejar que tus manos pasearan sobre mí, extrañaba ir en el asiento del copiloto nerviosa por tus acciones sorpresivas porque aunque decía que me sorprendía la verdad es que las esperaba porque me volví tan consciente de ti que ya nada me sorprendía… porque aunque sabía que lo nuestro terminaría me sorprendí cuando lo hizo.
Después de ti todo de mi cambio porque lo que fui te pertenece, ese corazón roto, esas lágrimas, esas mariposas en mi estómago, ese tiempo, la ropa que planeaba antes de cada salida, la comida que disfrute contigo, los lugares por los que caminamos de las manos, las películas del cine, los besos, los abrazos y estas palabras, todo eso te pertenece.