Menudo día, padre

Menudo día, padre

Tyler J. D.

19/03/2023

Pues parece que Ella (la musa) se ha escondido por un tiempo y, aunque sé ser muy paciente -porque reaparecerá seguro-, se nos ha precipitado a ambos el día especial que, para mí, es el del padre. Y no quiero dejar de homenajearte, así que arrastro en un copia y pega alguna cosita que te escribí cuando Ella me abrazaba por la espalda mientras fijaba mis ojos en la pantalla del ordenador; esa en la que se iba plasmando poco a poco el torrente de sensaciones que es mi PADRE para mí…

TIEMPO SIN VERTE

«Uuuuuffff. El calor. Que poco atractivo salir a la calle, y además ¿a qué?

-¿Y si nos tomamos algo?-, dice con ojillos traviesos. -Desde que viniste no lo hemos hecho.

-Vaaaaaale. Para una cervecita sabes que siempre tengo ganas.

Hace seis meses que no comparto un rato con él. Y no nos hace falta, porque aunque pudiéramos ser un solo hombre, solamente somos dos generaciones.

Hemos llegado a nuestra terracita fetiche y hemos pedido lo de siempre. La verdad es que nos consume la espera en silencio, y en cuanto nos sirven, nos concentramos en devorar comida y bebida, porque hemos venido a eso. Pero oye, nos relajamos tras un par de espumas, un chúpate los dedos, y nos sale la confianza que escondemos como buenos hombretones fuertotes y serios.

180 días sin ver la cara que tendré en unos años, y lo primero que hemos hecho al sorber del vaso ha sido reírnos. Después, mil anécdotas, futbolistas que ni conocí, digitalización de la que pasa como de comer restos del suelo, huelgas, compañeros de trabajo cabrones (los dos) y cuarenta mil bromas de ese señor serio y muy poco simpático, que cuando se divierte tiene la misma sonrisa que yo, más guapa o más fea, la misma y, evidentemente, la mejor.

Hemos alargado el momento porque no sé cuantas veces más lo haremos, y si por mí fuera, la habría llamado a ella para que nos acompañara, porque ya solo quiero estar así hasta el final; con los dos…

Mi padre es uno de esos hombres que no hace falta que sustituyan por la fuerza lo que la cabeza y el corazón entregan. Mi padre puede parecer antipático y simple, pero parecerlo, ya os lo digo yo, no es serlo para nada…»

A TI, PORQUE TE QUIERO

«Pues no me parió, no. No me dio la papilla; por aquel entonces eso no se estilaba. Él era ese señor de bigote que volvía a casa cansado, a veces sudoroso, y aun así venía a jugar con los clics porque yo se lo exigía a saltos.

Con los años me di cuenta que aquel hombre trabajaba mucho, si, como un burro. Y me hablaba de lo difícil que era ganarse la vida. No comentábamos nada, no coincidíamos nunca, porque era normal chocar generacionalmente. Pero curioso. Me dejé pelos por la cara, conté los mismos viejos chistes, me hice de su mismo equipo de fútbol, me vi gemelo en sus fotos de juventud, aprendí a apreciar lo que era importante para él, secundario para un loco bajito.

Este hombre que ya soy, es él, y aquel niño, el que ayudó a moldear. Y aunque los «hombretones» como nosotros no necesitamos expresar el cariño, siempre espero que la llamada de rigor a casa la conteste mi padre.

Papá, te quiero como solo saben querer quienes sienten la verdad.

Feliz día.»

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