MARI-POSA
Así de limitada tiene que ser obligatoriamente mi poesía.
Al caer en cuenta de la insuficiencia lirica de mis versos de medio día,
tras constatar la imposibilidad de describir con alguna original osadía,
la inocencia natural existente, tras tus frágiles alas de tonalidades felinas.
¿Qué deberá seguir ahora, tras mi contemplación tranquila y casi absorta, de tu silueta casi femenina; al comprobar lo insensato que sería intentar retenerte en mis manos, por estar estas concebidas, para señalar tan solo tu rastro, en algunas imaginarias líneas?
Cierta frustración egoísta se me revela como posibilidad a elegir, aunque prudentemente algún comportamiento alentado por aquella, decido oportunamente apartar de mí.
Acto seguido, es una especie de resignación forzada, la que se me aparece como opción a seguir; para después también desecharla, aunque algún ruido producido por ella, entretuviese no poco mi atención, tal cual sonido con eco de algún Quarter caído y su correspondiente como inevitable “piticklin”.
Para después al final atreverme a sonreír, y con ello exteriorizar la existencia de alguna alegría que no será enteramente para mí; por la simple razón de que las hermosuras como estas, sin demasiadas preocupaciones que atender por allí, mejor será siempre simplemente, el proceder a dejarlas así.
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