VERANO DEL 63

VERANO DEL 63

Frank

09/03/2023

He de decir que de vez en cuando acudo a vos como primer y último recurso. Soy un fugitivo de la estupidez humana.

Como podría yo explicar lo que siento, si cuando más me necesito es cuando más me fallo. Escucho tu voz como una dulce melodía, como el sonar de un tocadiscos. De vez en cuando quisiera recordarte de una manera infinitamente perfecta, como aquello que es lindo para siempre. Como el abrazo de una madre, como el apoyo de un amigo. Estos últimos meses he estado pendiendo de un hilo que después de veintiún noches en soledad se convierte en soga. Tengo que confesar que he buscado refugio en besos y abrazos vacíos que al dar la espalda me apuñalan sin cesar. Pero jamás dio resultado.

Siento una agonía tan grande que llevo cuatro noches pensando en qué fallé. Aún te recuerdo y siento tu perfume en los lugares donde solíamos estar. Recuerdo haberte escuchado hablar de que tu familia era un desastre y yo observando tus ojos como quien se pierde en algo hermoso y sencillo a la vez. Cuantos cigarros he fumado esta noche y cuantos tenían tu nombre. Cuantas caricias y cuantos besos he recibido y aún así ninguno se compara a los tuyos. Entre lunas de concreto debí soñar con las estrellas, el sol quema igual que las palabras que no dijimos. De vez en cuando deseo volver a verte. Las notas de un piano abrigan mi alma en este frío de abril y yo pensando después de todo, que sin ti no podía vivir. Que absurdo fui y que patético me siento solo con hacerme la idea de haberte expresado y dado mi corazón como si pudiéramos creernos a nosotros mismos. Al final del día cuando la noche cae y el sol se esconde nos damos cuenta que somos infinitamente iguales al resto. Somos seres vivientes repletos de amor, odio, terror y melancolía. Uno siempre trata de ayudar a la persona equivocada. Sin embargo cuando giramos la cabeza y nos damos cuenta ya es demasiado tarde. Siendo sincero de vez en cuando siento que el ser humano no debería de existir. No por rencor ni remordimiento a esto que somos ahora. Si no porque somos incapaces de ver que todo a nuestro alrededor se cae.

Mire sus ojos y le hable de mí. Ella sonrió unos segundos y yo me sentí enorme. Su sonrisa iba más allá de algo tonto. Era todo lo que necesitaba. Nos sentábamos junto al río para ver pasar los botes qué venían desde lejos. Reíamos, cantábamos y a veces nos dormíamos mirando el atardecer. Ahora solo me siento a pensar en lo fugaces qué fuimos y en lo mucho que te extraño. El pasado ya murió y el futuro es un misterio. Hay que estar atentos a los actos improvisados de un presente que se balancea entre un ser y no ser infinitamente verdadero.

Después de todo alejarse no es tan malo, apreciamos cada atardecer como si fuera el último y es que uno nunca sabe cuando es tiempo de empezar a morir.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS