Titubear sin éxito

otra noche que pasa

duerme al lado suyo con cierta desconfianza.

Coches en el garaje,

unos vándalos se colaron la noche pasada y rayaron casi todos,

robaron algunas radios.

Platos sucios en el fregadero,

música latina suena, cocaína en la mesa.

Llegó tarde a casa,

se está quedando sin excusas.

Con mucho perfume cubre el olor de su ropa.

Cuenta el dinero para gastárselo en vicios,

los días transcurren sin mucha consciencia

tiempo, cuello de botella,

se queda sin aire, decidió no darle importancia.

Se ajusta la puta corbata.

Duermen sin confiar demasiado el uno en el otro,

las peticiones se convirtieron en reclamos,

prefieren no escucharse, se saben de memoria los cuentos de cada uno.

Se han separado, hay niños de por medio,

los abuelos se hacen cargo.

Cuentan las penas por las barras,

esperando una llamada, se dilata.

¿Cómo saldré de esta? – se preguntan.

Agobio.

A ver cómo responde…

De una manera o de otra,

en una historia siempre hay desenlace.

Abstraídos mientras van a sus trabajos, piensan en los sucesos.

Catarsis, cosas inesperadas,

entre ellos callan.

El no quiere dejar de hacer ruido…

ella sólo se lo está imaginando…

Esto huele a ruina.

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